El lado positivo de la corrupción: ahora todos tratan de ser más limpios

Cada semana tenemos un nuevo caso de corrupción. Se destapa una comisión, un enchufe, una intermediación, un sobresueldo, un pago en negro…

Para muchos españoles, esta riada de noticias relacionadas con la corrupción es realmente desalentadora. Les da la impresión de estar viviendo en un país que se desmorona moralmente.

Eso es verdad, pero no es toda la verdad. La parte positiva de todos estos escándalos es que las organizaciones, las instituciones y las empresas se están haciendo más limpias.

En primer lugar, en las mismas instituciones políticas: para volverse a ganar la confianza de los votantes, los políticos son cada vez más transparentes y austeros. Publican más a menudo sus cuentas, controlan sus remuneraciones y se fiscaliza hasta el último euro. Saben que si se pasan de la raya, otro partido les va a denunciar. Puede sonar a conspiración pero, ¿qué otro modo hay de evitar los abusos de un político si no es porque otro político conoce las cuentas y las destapa?

Las grandes empresas, las del Ibex, también se están controlando. Menos viajes de representación, menos invitaciones a restaurantes suculentos, menos gastos para las relaciones públicas… O por lo menos, más controlados.

Hace poco me dijeron que un banco estaba limitando las comidas pagadas a sus ejecutivos porque la vigilancia pública les exigía más austeridad. Era un banco rescatado.

Estamos tratando de enderezar los entuertos que hicimos en años anteriores. Los políticos pensaron que eran inmunes. Los empresarios pensaron lo mismo. Los sindicatos les imitaron. Muchos se conchabaron para repartirse comisiones, obtener privilegios y sacar tajada, y ahora todo eso está saliendo a la luz.

Por eso creo que el lado más constructivo de la corrupción es que la estamos conociendo. Lo peor sería que existiera y que no nos hubiéramos enterado. O que existiera y que la intentásemos parar. Eso fue lo que pasó en Colombia.

Hace poco me contaron el caso de una periodista colombiana que destapó un detestable caso de corrupción masculina sexual en Colombia. La periodista reveló un video donde el viceministro del interior habla en el interior de un coche con un capitán de la policía, al cual se le insinúa. El policía reconocía en el video que tuvo que pagar favores (al parecer ascensos) mediante sexo.

Pues bien, la periodista fue criticada por sus colegas, por los políticos y por todo el mundo por destapar ese video, y al final tuvo que renunciar a su cargo. A la sociedad colombiana parece que le repudian cosas que ella misma produce. La víctima fue la periodista.

¿Pasaría eso ahora en España? No, claro. Los medios de comunicación –con nuestros errores– somos los que estamos publicando los escándalos y la sociedad española lo agradece. Si me dejan decirlo, es el lado positivo de la corrupción porque al final los malos se asustan. Es una nueva era.

Fuente; lainformacion.com

 

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