Víctor Félix, desde niño, tuvo inquietud por las artes escénicas: la danza, el teatro y la escenografía formaron muy pronto su vocación. La mejor cómplice de sus locuras artísticas fue siempre su madre, quien lo ha apoyado en cada paso que ha dado y en cada proyecto artístico, su vida ha sido un sin fin de emociones.
Su formación inició en la Escuela Anexa y en la Escuela Normal Superior de Pitalito, donde emprendió su ruta en descubrir sus aptitudes, con una gran inclinación por la escritura y el dibujo; aunque confirma que no tiene una gran habilidad para este último, dice; que le resulta fácil dibujar en su mente los espectáculos que quiere crear y que el dominio corporal hace el resto.
“Siempre quise ser parte de un grupo reconocido por su alto nivel artístico, que fuese para mí una oportunidad: un grupo que me enseñara y guiara mi camino artístico” nos cuenta Víctor en diálogo con Aldeasur.com . Gracias al grupo de danzas Fercarana, de Pitalito y a su director Aldemar Salinas, tuvo la posibilidad de aprender y enamorarse aún más de lo que comenzó como una inquietud, convirtiéndose después en un sueño por el que luchar.
Grupos de danzas Bacomi Pitalito y Agua Azul Palestita Huila
Desde los catorce años, inició su labor profesional como instructor de danza en el municipio de Palestina Huila, donde ejerció este cargo durante seis años en la Casa de la Cultura, formando a los grupos infantil, prejuvenil, juvenil, de señores y de tercera edad. Víctor, aún se sorprende al pensar cómo siendo tan solo un niño, pudo llevar adelante con éxito toda la responsabilidad que se le encomendó. “Tuve mucha suerte: encontré gente maravillosa que me apoyó y me cuidó durante todo el proceso” ratifica. Simultáneamente hacía parte de la agrupación artística Bacomi, del municipio de Pitalito, donde se destacó por su danza durante dos años.
“Fue entonces cuando realmente me di cuenta de que amaba mi profesión, ejercerla y enseñarla. Ver cómo la gente aprendía, se desarrollaban y entregaban todo en cada ensayo, hizo que me enamorara de aquella tierra y de la forma en que el arte puede hacer aflorar lo más bello de las personas, creció en mí el compromiso social: dirigir la tutoría de los diferentes grupos de danzas y poder contribuir al desarrollo cultural de un pueblo ha sido, sin lugar a dudas, la mejor experiencia de mi vida”, expresa.
Inicia su carrera.
En esta ruta de crecimiento personal, este joven siendo instructor de danza en el municipio de Palestina en el Huila, viajó a Manizales en el departamento de caldas durante cuatro años consecutivos, en la época de Semana Santa, para realizar cursos de baile deportivo internacional, una modalidad muy poco conocida en Colombia. Llegó allí con el temor de un chico de provincia de 16 años, experto en sanjuanero y bambucos, pero desconocedor de la nomenclatura y ejecución de este nuevo estilo. Fueron cursos difíciles para él, pues sólo conocía las modalidades de danza folklórica y moderna, pero quería salir de su zona de confort para ampliar sus conocimientos. “Recuerdo que los cursos eran impartidos por un profesor español llamado Carles, quien muchos años más tarde, sorprendentemente, volvería a cruzarse en mi vida para entregarme otro título en España”.
Recibía clases todo el día, y por la noche ensayaba por su cuenta, para poder alcanzar el ritmo de sus compañeros, ya que ellos le llevaban ventaja en años y experiencia: eran alumnos de grandes compañías de ballet del país. El baile deportivo internacional tiene sus propias normas y reglamento: es un estilo de competición.
Después de aquella etapa y con los nuevos conocimientos adquiridos, nació en Víctor Félix el deseo de poner en marcha su propia academia de danza. Quería enseñar lo aprendido y crear sus propios espectáculos. Con mucho esfuerzo e ilusión, puso en pie la Academia de danzas Furia Latina en Pitalito, tuvo el apoyo de grandes bailarines laboyanos, como Alexander Torres y Yesenia Camacho, y presentó el lanzamiento de la Academia en un importante club de la ciudad, donde hubo que cerrar las puertas, dejando a mucha gente fuera del recinto, debido a que el interés despertado superó las posibilidades de aforo del recinto y allí emprendió este duro pero gratificante camino de educar a los jóvenes en esta modalidad artística. Los aplausos llegaron con gran alegría…
Agrupación de danza Furia Latina
“Recuerdo bien aquellos años de mucho trabajo y entrega, que dieron muy buenos frutos, fue todo un éxito y la academia me hizo ver que podía hacer grandes cosas, ante todo diferentes, lo que me llevó al deseo de entregar a la ciudad una nueva propuesta de baile, con ayuda de todos mis alumnos, a los que recuerdo con muchísimo cariño porque fueron ellos los que realmente materializaron este sueño” nos habla Víctor con su mirada pensante y mirando al cielo sigue su relato; pero después de un tiempo, comenzó a sentir que había llevado adelante todo lo que se le presentaba en aquel contexto y ansiaba seguir aprendiendo y desarrollándose como artista, quería más, más y más.
Su familia, el soporte.
Cuenta que su padre, que ya vivía en España desde hacía algún tiempo, supo que había necesidad en el país de un profesional de danza colombiana e internacional, que pudiese dirigir el ballet en una ONG colombiana en España, Así que le trasmitió el mensaje e hizo posible que la ONG lo contactara, le solicitaron hoja de vida, CD del lanzamiento de su academia y una danza como solista: “De inmediato, me puse a la tarea: grabé la danza solista, que fue un mapalé, por su fuerte impacto en movimiento y expresión, lo cual era uno de los puntos que más dominaba”.
El proceso se prolongó durante un par de meses, así que decidió que si no viajaba a España, lo haría hacia Bogotá, con la intención de estudiar en la academia de interpretación Charlot. “Ésta es otra de mis pasiones; los que conocen mi trabajo, saben que disfruto especialmente cuando tengo la oportunidad de fusionar danza y actuación, siempre busco que mis espectáculos cuenten una historia y eso hace que, aunque los años pasen, la gente siga recordando con cariño cada pieza, intento cuidar al detalle mis creaciones, como pequeñas criaturas a las que debo mimar hasta que crecen y pueden hacer nacer los sentimientos en el público” ratifica con su manos abiertas, el artista lleno de emoción.
Su historia no termina…
Víctor, mientras esperaba una respuesta de la ONG y resolvía asuntos burocráticos para su visado, realizó estudios con el ballet Tierra Colombiana en Bogotá, y participó en un casting para el programa “bailando por un sueño” de RCN, en el que llegó a la final del casting. Los participantes debían bailar y pensar en un sueño que cumplir dentro del programa. “Mi sueño fue proporcionarle a un niño del área rural de mi ciudad las prótesis que necesitaba. Sin embargo, un amigo caleño fue seleccionado, cuyo sueño consistía en dar techo a familias desplazadas por la violencia, de este proceso, guardo muy bonitos recuerdos, una maravillosa experiencia y un amiguito de 8 años, que me permitió contar su historia y que espero ver pronto” recuerda con nostalgia.
Por fin… la buena noticia, la respuesta esperada desde España ACEPTADO. “Por una parte, me llenó de alegría tener ante mí aquel fantástico reto de dar a conocer mi país por medio de la danza y por otra parte sentí la nostalgia de dejar atrás a mi familia y seres queridos” cuenta. Armándose de ilusión y energía, a los pocos días viajó a España donde fue muy bien recibido y de inmediato, se puso a trabajar en la creación del ballet de Colombia. “Recuerdo que venía con lo puesto, porque mis maletas estaban llenas de trajes folklóricos y artesanías” lo expresa con una sonrisa.
Desde ahí todo ha sido éxitos y aplausos… “conocí gente maravillosa que en la actualidad conservo en mi vida”.
Víctor se codea con los mejores, estando en España hizo parte de la comparsa de Carlos Vives en “Viva América” en Madrid y cada 20 de julio celebran el Día de la Independencia, donde asumen desde la ONG, la organización y gestión de esta bonita tradición que año tras año, reúne a miles de colombianos en torno a una fiesta que ha contado con el apoyo de artistas como Jorge Celedón, al que el ballet de Víctor acompaña en el escenario y orquestas latinas que hacen giras por Europa.
“La directora de la ONG se convirtió en una figura materna para mí, y volver a reencontrarme con mi padre completó esta gratificante etapa, la oportunidad de seguir trabajando y viviendo de mi pasión, participar en eventos nacionales e internacionales, llevando siempre un mensaje positivo de Colombia y de su gente, ser parte de proyectos sociales que ayudan a mejorar la calidad de vida de personas en mi país y en España, han sido factores que me han llenado de satisfacción y agradecimiento” resalta el destacado Bailarín.
Cuenta que en una de sus clases, una alumna se acercó y le contó acerca de un casting para una orquesta, mundo que no era desconocido para Víctor, ya que había trabajado como coreógrafo en algunas orquestas en Colombia, así que decidió presentarse y como era de esperarse fue seleccionado. “Desde aquel momento, no he parado de trabajar en orquestas y revistas musicales, he pertenecido a grandes espectáculos y en la actualidad, continúo desarrollando mi labor en este ámbito profesional, sin dejar a un lado mi compromiso personal con la ONG colombiana”, resalta con orgullo este colombiano.
En España, ha obtenido importantes títulos de la Asociación Española de Bailes de Salón, como profesor de salsa en línea, entre otros y ha continuado formándose para alcanzar nuevas metas: danza clásica, para mejorar sus líneas, pues el ballet se convierte en la base de todo buen bailarín.
De nuevo en casa.
En 2011, retornó a Colombia porque la Administración Municipal de Pitalito en el departamento de Huila, Colombia su pueblo natal, le propuso asumir el papel de coreógrafo y director artístico del Reinado Municipal, que en ese año conmemoraba sus 50 años, y el Reinado Surcolombiano de Integración, dos de los eventos más concurridos del valle de Laboyos. “Sin dudarlo dos veces, presenté mi propuesta y comencé a trabajar en ambos espectáculos, debido a problemas logísticos, no pude hacer lo que tenía planeado, pero igualmente los eventos fueron un éxito, aún recordado por muchos de los asistentes y participantes que se dieron cita aquella noche, pues así me lo han transmitido…Tal vez, la idea que más sorprendió a los asistentes fue la de incorporar al espectáculo un caballo blanco, tirando de una carreta decorada con flores, sobre el que hacía su entrada triunfal la reina actual, atravesando el centro del escenario, dijeron que era una locura y que no se podía hacer, pero insistí, porque así lo había soñado y quería hacer algo diferente, que no se hubiese hecho nunca, también me propuse conseguir a la primer reina del festival y a muchas de las ex reinas que pudiese, recuerdo que tomé de las manos a nuestra primera reina, la de hace 50 años y le dije: “Vive y disfruta este momento único, como hace 50 años, hoy eres la reina más hermosa”. Ella me contestó: “Gracias, porque hoy me siento viva … mientras bailaba, se me saltaban las lágrimas al ver el aforo del Coliseo completo y a muchos buenos amigos que no habían querido perderse la ocasión de compartir conmigo ese momento mágico, al que llamé “una noche tan linda como ésta”. Ese año, compuse la canción oficial para la celebración de los 50 años del evento y gracias a un productor y amigo laboyano pudo convertirse en una realidad, espero, en un futuro, volver a mi ciudad natal y poder entregar un trabajo coreográfico de mayor nivel, como los laboyanos huilenses y amigos de mi patria Colombia se merecen, sueño con volver a emocionar a todo el público en aquel escenario”.
Logros y más logros.
Los últimos años han sido intensos y los que siguen prometen serlo aún más, se encuentra en un período de gran creatividad y constante actividad, tanto que el pasado mes de octubre de 2015, hizo parte en un casting al que acudieron cerca de 150 bailarines profesionales de alto nivel, destinado a elegir a los integrantes del vídeo publicitario de la nueva fragancia de Shakira para los medios. “Fue una experiencia única: trabajé con Shakira y todo su equipo de trabajo, en un ambiente muy riguroso y profesional, al final del casting veintinueve bailarines fuimos seleccionados y las grabaciones se realizaron en Barcelona, disfruté de todo el proceso creativo y de desarrollo ejecutivo”, cuenta con emoción.
Hoy su vida trascurre entre ensayos, galas, eventos y espectáculos, dividiendo su tiempo en creación, planificación, formación, ensayo y ejecución frente al público, que es quien debe recibir todo el fruto de su trabajo. “Busco mi felicidad y desempeñar lo mejor posible mi labor profesional, con respeto absoluto por el valor artístico y vital del producto final, trato de que mi esfuerzo sirva para obtener un resultado que emocione al público y le haga sentir vivo: cuando lo consigo, encuentro el sentido de lo que hago y me siento pleno…siento la necesidad de agradecer a tantas personas que alguna vez fueron mis alumnos, el regalo de sus sonrisas, sus ganas y su esfuerzo por aprender, también a productores, músicos, maquilladores, estilistas, diseñadores… ah! y a tantos buenos profesionales que he encontrado en el camino y con quienes he compartido ilusiones y trabajo, gracias a todos ellos, estoy hoy en el lugar que quiero, en mi corazón siempre guardo un gracias infinito a todas las personas que han hecho y siguen haciendo real cada día este sueño y arte llamado espectáculo”, concluye diciendo muy efusivo el artista Laboyano con un poco de lágrimas en su rostro demostrando que los sueños se pueden volver realidad con perseverancia y dedicación sin importar de donde somos.
Investigación: Dainny Hernández, Álvaro Pérez Pérez