“El amor a nuestros hijos esos que nos despiertan cosas grandes y altruistas, ha despertado en nosotros como formadores y padres este proyecto para Pitalito y la región con la construcción de la mejor de todas las escuelas, con los mejores espacios y los mejores maestros…” Así lo indica Alba Judith Narváez, directora de la Institución educativa Liceo Freire en Pitalito.
La idea de este megaproyecto es ofrecer a la región sur huilense un colegio donde el diseño de los espacios provoque miles de lenguajes y aprendizajes, con los niveles de las escuelas del futuro del mundo, las instituciones educativas son el segundo hogar de los seres humanos por eso es necesario que sea acogedor y amable, lo que se pretende es que el verde del valle de Laboyos y el azul limpio del cielo se conecten con las inteligencias múltiples de los niños y jovencitos.
“Queremos diseñar un espacio que invite a la felicidad, a la espiritualidad, a la convivencia, a amar la investigación y la exploración, al encuentro con el mundo global, a amar el arte y el deporte del mismo modo que se aman las ciencias y las matemáticas, ese espacio, que hoy vemos en dibujos y aún plasmado en un sueño, será el lugar donde nuestros hijos disfrutarán de una educación que hasta ahora nos ha sido robada, la idea es crear espacios, donde así como se aprenderá a sumar, se aprenderá a bailar; así como se aprenderá de historia del mundo, se aprenderá a enamorarse, a componer o a escuchar una melodía, a tener amigos inolvidables, a disfrutar la pintura, la poesía, el teatro, la escultura, el deporte, a cerrar negocios importantes. Es decir, un lugar donde se aprenderá a vivir”. Expresa la educadora con entusiasmo.
De acuerdo con lo proyectado y según el vídeo de lo que será el nuevo Liceo Freire, las nuevas instalaciones romperán las estructuras de las viejas escuelas que nacieron en la época de la industrialización, cuyo único fin era formar obreros de las fábricas y cuyas aulas y pasillos no se diferenciaban mucho de los cuarteles usados en la preparación de soldados para la guerra o claustros para la contemplación, lo que se pretende es que existan espacios interconectados con el mundo natural, con aulas sin pupitres ni pizarras, con plazas principales y secundarias, con ágoras que inviten al trabajo colaborativo, con centros de investigación, con posibilidades para la discusión y el debate.
La filosofía educativa de esta Institución educativa ha demostrado en sus tres primeros años que sí es posible educar sin exámenes ni asignaturas, sin horarios de clases, sin cuadernos, sin tareas, sin planeaciones de contenidos formulados por otros. Porque sí es posible educar para solucionar problemas, para transgredir, para vivir en un mundo multidiverso, complejo y transdisciplinario.
La construcción del campus campestre del Liceo Freire está concebida para dar inicio en el 2017 con la primera etapa y se seguirá trabajando a lo largo de 15 años para completar en un 100% esta mega obra, con el apoyo de actividades que lideran los docentes y padres de familia, obra, que sin duda cambiará la forma de educar a nuestros hijos.
