Francisco Andrés y Einer Iván Preciado dos simpáticos niños de piel morena provenientes de una zona rural Tumaco Nariño costa pacífica al sur de Colombia, adoptados por Pitalito Huila producto de la guerra de nuestro país.

Hace nueve años cuando Einer tenía apenas unos meses y Francisco se acercaba a los dos años, su madre, su abuela, algunos tíos y por supuesto los niños tuvieron que dejarlo todo para salvar sus vidas, a una de sus tías la asesinaron brutalmente con siete impactos de bala delante de su familia y si ellos no entregaban sus tierras, terminarían también siendo asesinados.

“Nosotros llegamos a la casa de un hermano que ya vivía aquí en Pitalito, hasta sin documentos porque no pudimos sacar nada, por un buen tiempo nos quedamos todos amontonados en la casa de mi hermano mientras conseguíamos un trabajo, yo logré que me emplearan en un restaurante y luego en casas de familia y otros trabajos pero no ha sido posible conseguir nada estable” Cuenta a www.aldeasur.com Marilyn de 27 años madre de Francisco y Einer.

niños 1

Los tres junto a su hermanito menor y compañero sentimental de Marilyn viven en una habitación de 4 metros de ancho por 6 de largo aproximadamente, es decir cinco personas, en esa misma habitación está la cocina, el baño, un lavadero, dos camas y una mesa, en ese pequeño mundo ubicado en el barrio las Américas del municipio de Pitalito al sur del Huila, se cultivan sueños, esperanzas y la ilusión por un mejor futuro.

CEPILLATAREAS

Francisco Andrés y Einer Iván se levantan a las cinco y treinta de la mañana, se duchan, desayunan, se alistan y muy puntuales a las 7 y 30 ingresan a clases en la escuela El Porvenir hasta las dos de la tarde, el mayor Francisco de 11 años cursa cuarto y Einer de 9 cursa tercero, no son los mejores de la clase pero tienen muy buen rendimiento académico asegura su progenitora, en las tardes se dedican a hacer sus tareas, donde la cama que ambos comparten hace las veces de escritorio.

ALISTANDO

Pero hay dos tardes muy especiales entre semana la del martes y la del jueves, en esos dos días hacen las tareas lo más rápido posible para alistar el equipaje que los traslada a ver el mundo de otro color, desde las cuatro de las tarde y hasta las seis acuden al “profe Maní” para recibir su formación y entrenamiento en futbol.

FUTBOLISTAS

“Francisco es delantero uno de los mejores pateadores que tengo” dice su entrenador con orgullo “y ni qué decir de Einer, a ese muchacho no se le escapa ni una bola, es como todo un arquero profesional”

En medio de todas sus dificultades estos talentosos morenos con una fuerza afro chocoana  han corrido con mucha suerte, en la escuela de futbol son becados y además son subsidiados los  uniformes y viáticos para cuando tienen torneos fuera de la ciudad.

GRANDES

En la cancha se olvidan de la guerra que los expulsó de su terruño, de las dificultades y de las veces que hasta hambre tuvieron que aguantar, en la cancha se sienten grandes, poderosos y capaces de todo, en la cancha se tejen sus más anhelados sueños el futbol los transforma en medio de la adversidad en que viven.

REALIDAD

Pero cuando vuelven a la realidad, retornan a un mundo donde ellos son los hombrecitos del hogar y saben que es importante ayudar a su mamá, para obtener así sea un mínimo recurso para poder subsistir.

MARILYN

Marilyn se queda en casa porque aún debe cuidar del más pequeño y atender los quehaceres del hogar, la comida, la ropa en fin, pero además haciendo uso del talento heredado por sus ancestros, se dedica a raspar cocos y melar es sustraído con azúcar o panela y hacer típicas cocadas de coco muy comunes en las costas Colombianas, es aquí cuando estos pequeños futbolistas sacan de nuevo su talento pero en este caso en las ventas, todos los sábados, domingos y lunes se instalan en el semáforo del sector de la villa Olímpica a vender las cocadas o arroz con leche preparadas por su mamá.

venta

La venta de las cocadas deja un producido de $100.000 aproximadamente, es decir $400.000 al mes, de arriendo pagan $150.000, por servicio de agua $40.000, de energía $20.000 de televisión (su único medio de entretenimiento e información) $25.000, haciendo estas cuentas quedarían $165.000 para hacer mercado e implementos de aseo, un recurso muy pequeño para una familia como esta.

Su vida está llena de sueños de esperanzas en las condiciones más paupérrimas de vida con la expectativa de poder un día no muy lejano estar en canchas de talla mundial como lo han hecho Leider Preciado, Faustino Asprilla entre otros que desde las más humildes y difíciles situaciones lograron mostrar su casta. 

ROPAOK

Esto niños francisco y Einer Niños desplazados víctimas del conflicto, se la juegan por la vida con un balón como su mejor refugio y oportunidad para crecer en un territorio de inequidades que estigmatiza a niños y  jóvenes por su color y procedencia sin ni siquiera darles oportunidades para jugar diferente en un mundo tan desigual.

Al despedirnos nos dicen con sonrisas resplandecientes gracias por tenernos en cuenta y nos regalan una cocada, salimos  de su casa y nos marchamos, con el dolor de ver a pocos metros un mundo de jóvenes en drogas y riesgos que nos preocupa, ante la incertidumbre de otros niños que no tiene estas oportunidades de estos sectores marginados por la asistencia social del estado.

Es entonces cuando aquí al ver este escenario se encarna la desigualdad social, en su manifestación más extrema, esa que causa la exclusión social de estos chiquillos que al mismo tiempo rompe los lazos entre el individuo y la sociedad.

Pese a todos esas diferencia estos muchachos nos gritan a los lejos “vamos a ser grandes nos vemos en las canchas”. Miré de frente a mi compañero de reportaje y no pude contener las lágrimas reconociendo el gran riesgo  que corren estos niños si  la sociedad y el estado  no los tiene en cuenta como debe ser.  

Las fotografías publicadas en este artículo son autorizadas por la progenitora de los menores.

Investigación y redacción: Dainny Hernández, Álvaro Pérez.

Fotografías www.aldeasur.com 

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