Hace muchos años, cuando tuve mi primera relación a largo plazo con un hombre, descubrí horrorizada que él, a pesar de tener contacto sexual frecuente conmigo, se autoestimulaba. Le conté a mi psicólogo y él, con una sonrisa en el rostro, me explicó que eso era lo más normal del mundo, que los hombres, en general, nunca dejan de hacerlo.

Ahora, muchos años después, me encuentro con esta noticia y no me extraña tanto, por lo menos no a primera vista. Resulta que en Nueva York se han instalado en la calle una suerte de cabinas destinadas a la intimidad masculina, las cuales permitirían que los hombres que se masturban en horario laboral (39%, según un estudio realizado por Time Out survey) lo puedan hacer en un lugar cómodo y privado… ¡¿Quééééééééé?!

«Esta instalación no es una invitación a masturbarse en público, por el contrario, busca ofrecer un espacio de privacidad ajeno al entorno de la oficina, donde los hombres puedan entrar y relajarse», dijo al portal Mashable un vocero de la empresa Hot Octopuss, quienes crearon e instalaron las cabinas GuyFi.

¿Es que los hombres no se pueden aguantar o qué? Dentro de la cabina, según han informado varios medios extranjeros, quien necesite privacidad encontrará una tablet con internet gratuito. ¿Será que algún hombre ya la habrá usado para aquello de la paja?

Cortesía:Vibra fm

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