Cuan frágil es nuestra mente cuando deseamos comprender algo, cuando queremos hallar la real interpretación de los acontecimientos que rodean nuestra existencia. Sin llegar a extremos y para no generar discusiones, se ha establecido que el materialismo con su máscara de sociedad de consumo, ha envuelto al ser humano en un mitote, como lo afirman los Toltecas en su sabiduría.
En un mundo donde los paradigmas cambian de acuerdo a cada tiempo en que vamos llegando, es innegable que el yo interior que es intangible se haya materializado tanto en su pensamiento y consciencia.
¿Cómo es posible que digamos que nuestro entorno es real, si nuestro ser interior no es “real” en la forma tangible en que conocemos la realidad? Una simple pregunta puede abrir un poco más la visión. ¿Podemos definir el amor como algo real? ¿Es real solamente lo que puedes tocar? ¿A caso el viento que no ves pero sientes es real? ¿Qué es entonces la realidad? Pero, ¿porque la cabeza siente una especie de sacudón cuando se hacen este tipo de preguntas? Es sencillo; el materialismo que ha dominado nuestras vidas a través del tener y no del ser, y a parte, controlado por el ego o gusano mental como lo llamaban nuestros ancestros, rechaza las preguntas o afirmaciones que puedan elevarte a un nivel de consciencia totalmente diferente al que las demás personas experimentan hoy día, debido a que es más fácil rechazar algo de lo que no conoces nada, a comprobarlo por tus propios medios. Wayne Dyer le llamaba a esto, el nivel humano más alto de ignorancia.
A través de experimentos, los investigadores han demostrado que al ver un objeto frente a ti, hay ciertas áreas del cerebro que se iluminan; pues bien, la misma investigación confirma que si te imaginas ese mismo objeto, independientemente de la hora o el lugar, las mismas áreas se vuelven a iluminar. Es decir, que para nuestro cerebro, tanto lo que ve, como lo que imagina, es real. De los 400 mil millones de bits o de impulsos que recibe el cerebro, solamente podemos percibir la mitad y, esa mitad, corresponde solamente a lo que nosotros consideramos visible, nuestra zona de confort.
¿Sabías que en 1993, se llevó a cabo en Washington, un experimento, donde diferentes personas del mundo, 4000 para ser exactos, estarían en meditación, (reflexión profunda) emanando todo su amor a la localidad en donde estaban y al planeta entero? La policía, no dio credibilidad al comienzo, aun así, sirvieron de facilitadores. El resultado fue sorprendente, los índices de criminalidad se redujeron un 25%.
Entonces, y por lo sucedido, nos atrevemos a decir que no hay nada más real que la energía y, si un átomo es energía y nuestros cuerpos están compuestos por átomos, somos por ende de pura energía. Para sellar esta afirmación, tomemos de referencia al Dr. Masaru Emoto, quien en su libro Los Mensajes Secretos del Agua, nos enseña como los pensamientos afectan directamente la estructura molecular del líquido, convirtiendo cada partícula en un hermoso Cristal o en un horroroso resultado, dependiendo de las palabras con que hablemos.
Si eso hacen los pensamientos con las palabras al agua y, nuestro cuerpo está compuesto en un 90% de ella, es hora de empezar a tomar consciencia y que saques tus propias conclusiones. Se comprende por fin las palabras de Jesús el Cristo, orad por vuestros enemigos. ¡Claro! los pensamientos modificarán para bien, su estructura molecular; pensamientos conectados a la consciencia, a nuestro propio corazón.
Lamentablemente, el orgullo, la ansiedad, los temores y todas las emociones dañinas, son sustentados por el ego (gusano mental), y todo, porque los miedos no nos dejan avanzar; esto hace que se genere un vacío dado que nuestra programación obedece al tener y no al ser.
El miedo es el alimento preferido del ego, por algo la palabra ap-ego termina con él, como sufijo. Es aquí donde nacen las adicciones y según las investigaciones, una adicción es algo que no puedes detener; entonces reflexionemos, ¿por qué juzgamos tanto a las personas que consumen sustancias psicoactivas, alcohol u otros por el estilo, si de una u otra forma, hemos sido o somos también dependientes de sustancias químicas?
Para quienes en su mente el ego les dijo que no, veamos: La adicción se manifiesta cuando el flujo químico a través del líquido cefalorraquídeo se segrega por las glándulas endocrinas. No necesitas ser médico para comprenderlo, es solo cuestión de atención.
Las sustancias se generan desde el hipotálamo y recorren nuestro torrente sanguíneo; así, que cada vez que hay rabias, celos, ira, resentimiento, apego y no puedes al menos controlar ese estado, es que eres adicto a él.Ahora bien ¿Por qué hay adicciones? Existen porque no se sueña, no se hacen nuevas cosas que están allí para ti esperando, para que las experimentes, para que seas el protagonista de tu propia película, esas son las posibilidades infinitas de las que hablábamos al comienzo, un mar de oportunidades donde tus talentos afloren y den un perfume exquisito, de gran precio, como las rosas, que sin importar quien se acerca a probar su fragancia, siempre están dispuestas a entregarla. A eso se le llama, amor verdadero.
Entonces, ¿son malas las emociones? Si son de carácter negativo y te vuelves adicto a ellas, por su puesto; pero si por el contrario ellas te arrancan una sonrisa cuando ves al bebé feliz, cuando el pajarillo está sobre la tierra buscando comida, cuando la golondrina se eleva, detiene y se deja caer suavemente, cuando el cielo parece pintado con un gran pincel, cuando te abrazan y sientes que te reinician. Si son de ese tipo de emociones, de ninguna manera son dañinas, porque éllas, te entregan libertad, condición inapelable con la que nació tu espíritu; es aquí, cuando el pensamiento crea en el Padre de Todo, cuando tu Alma reconoce que esas cosas que en realidad son ideas hechas Vida, son parte de ti y entonces, tu espíritu desea seguir ahí, conectado para siempre, en un estado de presencia a esa matriz divina universal.
Concluyendo, como diría un apreciado amigo, y aunque no seas biólogo, médico o bacteriólogo, sabes que hay un proceso llamado mitosis, ¿verdad? Es cuando nuestras células, fuerzas vitales o costillas, se multiplican para dar vida, reparar o procrear. Vale la pena preguntarnos, si constantemente yo bombardeo mis células con las mismas emociones dañinas, creando caminos neuronales atrofiados, llenos de temores, angustia, ansiedad y miedos. ¿Cuál va a ser el resultado en nuestro cuerpo si las células que se multiplican contienen la misma información? Un ejemplo tangible es la elastina y la sinovia, que son proteínas para la piel, si constantemente están bombardeadas por emociones negativas, como resultado obtendremos una vejez prematura, no solo en nuestra piel, sino en todo nuestro cuerpo.
Comenzar a asumir responsabilidad de nuestras emociones es el primer paso, Observar, atender, vigilarnos a cada paso y soñar, soñar despiertos; hacer nuevas cosas que antes no hacíamos para descubrir todas las posibilidades, todas las puertas que parecían estar cerradas pero que al final, no lo estaban; siempre estuvieron abiertas, el problema es que no las habías visto, porque no te habías quitado la venda de los ojos.
Columnista invitado www.aldeasur.com
Fánor Iván Benavidez
Consultor y Coach de Vida