¿Sabías que si conectamos nuestro cerebro con nuestro corazón podemos obtener resultados muy benéficos para nuestras vidas? La primera conjetura que viene a nuestra mente es, que no es posible que el corazón piense, porque el corazón es tan solo un órgano. Al aceptar que nuestro corazón piensa, el ego se vería relegado y opacado en su protagonismo, el cual se refleja en sufrimiento, orgullo, miedo e inconsciencia. Un estudiante muy querido, a quien le doy clases frecuentemente, me dice que lo que afirmo es ridículo. A decir verdad, no lo digo yo, lo demuestran las recientes investigaciones. El corazón, de hecho, nos ayuda a cumplir una de las misiones más importantes, por no decir la mayor en nuestra vida, que es la de sembrar amor por donde quiera que vayamos; si vivimos en un Planeta llamado Tierra, quiere decir que ya tenemos el terreno listo y que somos nosotros los sembradores. La pregunta es, ¿somos semillas para que nos sembremos a nosotros primero, nos amemos como debe ser y así poder amar a los demás?

Un poco de sustento científico vendría muy bien, para que esto no se quede en misticismos, sino en algo palpable. Entre los años 50 y 60, el Dr John junto a Breatrice Lacey, descubren que hay unas vías que comunican al corazón con el cerebro y viceversa; sin embargo, hay más comunicación corazón-cerebro que al contrario. Los Kogis llaman aluna, al poder que se encuentra en el corazón. El 65% del tejido del corazón son neuronas, lo que equivale a decir que el corazón tiene cerebro, es decir, que el corazón piensa. El cerebro maneja una fuerza que es eléctrica y el corazón fuerza magnética, así tenemos entonces una esfera por decirlo así, que recubre y protege nuestro cuerpo, llamada aura o campo electromagnético. El Phd. Dr. Rolin McCraty, demuestra cómo las emociones positivas afectan nuestra fisiología, así cómo a quienes nos rodean. Para muchos y a pesar de este sustento, todavía es una sorpresa, e inclusive algo difícil de creer; empero, ya explicamos el por qué es difícil para la mente hacerlo

Para los entes educativos hoy en día, es muy importante que la mente esté llena de conocimientos intelectuales, aun así, ¿de qué le sirve a una sociedad una cantidad de mentes brillantes sin corazones que tomen decisiones por sentir verdadero? Si eres pilo, eso paga, así tengas un corazón que no funcione en pro de ideas por la vida. Una frase de exclusión para aquellos que nunca han ido a un alma mater pero que defienden la vida a como dé lugar. Estas personas sí tienen la inteligencia del corazón. Como dice Aristóteles, “Educar la mente sin educar al corazón no es educar” con esto deduciríamos que un 99% de nuestra educación carece del poder del Corazón. Es solo una educación de intelectualidad, manipulable por agentes externos.

Nuestro cerebro aprende a través de los cinco sentidos y, si mi patrón cultural, no importa si es en la China, India, o Pakistán, ha sido inculcado con tradiciones propias de cada país, mi cerebro va a estar atiborrado con caminos neuronales fuertemente construidos sobre lo que para cada país es una verdad absoluta. Un ejemplo claro es lo que sucede con las religiones. Si un líder religioso en algún país toma una culebra en sus manos y se deja incluso morder, para demostrar que “dios” está con él, el niño que lo observa, seguirá este ejemplo totalmente convencido de que, tener una serpiente agarrada, es estar más cerca de “dios”. Para graficar otro ejemplo, los musulmanes se inmolan, porque para ellos, suicidarse con bombas en todo su cuerpo, asesinando a muchas personas a su alrededor es cuestión de alabanza. Idea que fue taladrada en su mente como un acto glorioso, pero que tu y yo sabemos, va en contra de lo hermosamente llamado Vida.

En este momento y luego de haber leído varios párrafos, puedes estar preguntándote, pero… ¿Cómo hago para conectar mi mente con mi corazón? Primero que todo, es preciso recordar, que a la mente la controla el ego y el orgullo; eso es lo primero que debemos apartar, pues es el resultado de la programación errónea impuesta por la sociedad que, generalmente son creencias basadas en miedos y temores. Por ende, la mente no te dará las respuestas internas que necesitas para alguna situación, es decir, que debemos desaprender para reaprender de nuevo. De hecho, lo estás haciendo en este preciso momento. El corazón por el contrario, maneja la Lógica, no la intelectual, sino la lógica de la lógica, la que te dice a través de su voz, la voz interior, que algo se debe o no se debe hacer. Es una voz amiga, sincera y que siempre buscará que estemos bien, que nos perdonemos y que nos amemos. Un ejemplo: Alguien de un partido político se enoja y pretende golpear a otra persona porque pertenece a un partido contrario. Alguien que presencia el acto, interviene debido a que su corazón, al verlos, identifica que antes de que pertenezcan a cualquier partido político, son seres humanos y merecen vivir bien a pesar de las supuestas diferencias. Esta acción, no la hizo el patrón cultural que reside en la mente, sino una ley intrínseca, la inteligencia del corazón que preserva la vida.

Así, que si deseamos ser coherentes en nuestra existencia, es preciso empezar con entrenarnos a diario, a entrar en calma, respirar profundo ante cualquier situación y permitir que nuestro corazón y cerebro se vuelvan superamigos. De este modo el brillo del nódulo sinusal, la raíz de la vida en nuestro corazón, el cerebro del cerebro del corazón, impulsará la mente para que sirva como gestora de vida. Imagina, visualiza y cristaliza lo que deseas para tu existencia, siempre y cuando genere vida. No esperes a que el corazón que genera vida por doquier, te conceda cosas que produzcan muerte. Recuerda las palabras del Maestro de maestros, cuando pidamos, hagamos de cuenta que ya hemos recibido.

Ahora bien, ¿Cómo hago para que la coherencia cardíaca sea permanente en mí? Sal de la rutina, pregúntate si estas en este planeta solo para, nacer, crecer, reproducirte y morir. Si en realidad deseas que atributos naturales como la telepatía se empiecen a manifestar en nuestras vidas, entonces es hora de buscar nuestro centro como en el filme El Origen de los Guardianes. ¿Cuál es tu centro? ¿Cuál es ese verdadero propósito por el cual naciste? Es hora de escudriñar, de investigar cosas diferentes, de hacer obras de amor en acción, porque jamás habrá conexión constante entre tu corazón y tu cerebro, si la información que el pulsar del corazón encuentra en tu mente, no es coherente con la sabiduría que él maneja.

Así, que si el corazón habla Quichua y la mente Alemán, jamás se podrán entender entre ellos. Entonces ¡eureka! Ya tenemos la clave; si el corazón tiene acceso a la memoria universal de las leyes de la creación, la mente debe ser vaciada para empezar a llenarse con conocimientos que se alineen a su pulsar, a su inteligencia superior. ¿Qué estás esperando? Empieza a ser feliz de verdad. ¡Ven! Únete a la Vida, a la Inteligencia del Corazón.

Columnista invitado  www.aldeasur.com

Fánor Iván Benavidez 

Consultor y Coach de Vida

fanor

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