¡SACUDETE, QUINCHE!

Por Luis Fernando Rojas Ortiz

Licenciado en filosofía y Educación religiosa

Como laboyano nacido y criado en el barrio Quinche de la comuna centro de Pitalito, y en donde aún conservamos nuestra casa paterna, recibí con alborozo la propuesta del señor alcalde Edgar Muñoz, el pasado viernes 13 de marzo, de construir en el lote de propiedad de la junta de acción comunal, ubicado en la calle 2 con avenida Agustín Sierra Lozada, una infra estructura que responde a un programa del gobierno nacional, denominado “sacúdete”.

Con atención escuché la propuesta y supe de inmediato que se trataba de la mejor y única propuesta que en años se le había hecho al barrio, para darle mejor uso y mejor usufructo a ese terreno, que tristemente se ha convertido en espacio para que los desvergonzados ciudadanos lleven sus mascotas a hacer sus necesidades, o para el refugio de quienes esconden su adición a sustancias alucinógenas, o simplemente para afear el entorno cuando el pasto y la maleza cubren sus tapias.

Me di a la tarea de consultar en qué consistía la tal propuesta ‘Sacúdete’, y encontré que “es la estrategia del Gobierno Nacional para promover la innovación y el talento juvenil en el país, contribuir al cierre de brechas y a la equidad en Colombia, mediante el acompañamiento y el acceso a la información y al conocimiento”, y que busca convertir a los jóvenes en protagonistas del desarrollo productivo y de la transformación cultural del país para avanzar hacia la equidad.   Que “el propósito principal de Sacúdete es que los jóvenes se inspiren, enfoquen sus talentos y transformen sus realidades, entornos y comunidades, garantizando un verdadero retorno social desde un pensamiento solidario e innovador”.

Ante tal propuesta, creí ingenuamente que el grueso número de personas que asistíamos a la convocatoria, de inmediato haríamos resonar un caluroso aplauso de congratulación por la decisión del alcalde de pensar en ese sitio para ejecutar allí una obra de desarrollo que no sólo mejorará el entorno sino y sobre todo, que ofrecerá a las actuales y futuras generaciones un espacio para su sano esparcimiento y su proyección como personas de bien para la sociedad.

 

Pero no fue así. Desafortunadamente hubo quienes, por fortuna muy pocos, saltaron de una, a reclamar beneficiospara el barrio, como si ese ya no fuera el mejor de los beneficios, y a querer sentar su voz de inconformismo por la propuesta hecha por el burgomaestre laboyano. También se escucharon, por fortuna la mayoría, voces de respaldo y de apoyo a tan magnifica iniciativa.

Terminal de Pitalito.

 

Me pregunto: ¿cuál es el beneficio que en más de 50 años ha obtenido el barrio Quinche de ese lote? ¡Ninguno! Entonces ¿por qué oponerse a una propuesta de desarrollo y de beneficio común para Pitalito? Y la respuesta no es otra, que la mezquindad y la estrechez de pensamiento de ciertas personas, que por su proceder, no muestran otra cosa, que su interés por el bien particular y su propio provecho.

Y como estamos en la era de las redes sociales y la inmediatez de la información, o quizá de la desinformación, pues no tardaron los comentarios en favor y en contra de dicha propuesta. Algunos con conocimiento de causa y con sentido de pertenencia por el barrio y su propiedad; pero otros, por afán protagónico, sin tener velas en el entierro, por sólo oponerse a una administración que no es de sus afectos, llevándose por delante el interés y el beneficio general de la comunidad.

¡Sacúdete, Quinche! Como miembro inscrito en libro de la junta de acción comunal del barrio Quinche, hago un llamado a los directamente implicados, es decir, a los habitantes del barrio, a quienes tienen su propiedad en él, y a quienes de buena voluntad buscan el desarrollo y bienestar de la comunidad, para que cerremos filas en torno a este proyecto, y lo llevemos adelante, respaldemos la propuesta del señor alcalde, que creo, lo rige la recta intención y posibilitemos finalmente una obra que mejorará ostensiblemente el entorno del sector, pero sobre todo ofrecerá a nuestros hijos la posibilidad de tener un espacio para la re-creación del intelecto y la vida social.

Claro, en contraprestación debe la junta del barrio ceder el predio al Municipio de Pitalito, al que le adeuda algo más de 70 millones de impuesto, para que pueda invertir recursos públicos en él. De no ser así, perderá el Barrio Quinche una oportunidad de oro, y seguirá siendo el lote de Quinche, el mayor espacio de recolección de excrementos de animales, y el lugar donde esconden su vergüenza los consumidores de sustancias alucinógenas.

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *