El taxista Benjamín Lugo Trilleras fue condenado a 45 años de prisión por el asesinato de Angélica María Farfán Chimbaco, ocurrido en el municipio de Tello. La mató porque ella no volvería a estar con él. “Siempre la quiso a su lado como su posesión, como su objeto privado…la quería para sí”, dijo la juez.
“Uso el arma más íntima que le permitiera estar más cerca, para que supiera que era él y no otra persona, un cuchillo de cocina…”, sentenció la juez, al condenar a 45 años de prisión al taxista Benjamín Lugo Trilleras, por la muerte violenta de Angélica María Farfán Chimbaco, ocurrida en el municipio de Tello.
El fallo de primera instancia fue proferido por la Jueza Tercera Penal del Circuito de Neiva con Funciones de Conocimiento, al señalar que el procesado fue hallado responsable del delito de feminicidio agravado. “Dada la cercanía, la profundidad de la herida, da a entender que era conocida de la víctima y que efectivamente por ese conocimiento se encontraba inánime, indefensa. No esperaba que efectivamente fuera agredida de la forma y modo en que se resultó”, manifestó la togada.
El crimen de Angélica María, ocurrió hacia las 8:30 de la mañana del domingo 26 de marzo de 2016, en un potrero de la vereda Alto Urraca del corregimiento de San Andrés, en el municipio de Tello. “Las heridas son a una corta distancia y que demuestran un conocimiento de la víctima frente a su agresor…”, expresó la operadora judicial.
En el juicio oral quedó al descubierto que Lugo Trilleras tenía una obsesión por la mujer y que ella se negaba a corresponderle sus pretensiones. “Él la pretendía, pero ella hacia caso omiso…”, manifestó Daniela Monroy, hija de la mujer.
Angélica María y Benjamín, se conocieron en la ciudad de Villavicencio (Meta) y llegaron a la población Tellense en busca de una supuesta guaca. “Se deslumbró con ella, a quien siempre quiso a su lado como su posesión, como su objeto privado, incluso sin importarle que tenía pareja, el hecho era de estar allí, el echo era de verla, admirarla como una mujer que era trabajadora y exitosa…”, indicó la togada.
Precisó la jueza que el detonante de la muerte de la mujer, fue el comportamiento obsesivo de Lugo Trilleras hacia ella, bajo pretexto de una amistad. “Existía esa condición de ser de su propiedad…la quería para sí. Dominada, sin nada, engañándola con un falso apoyo, pero buscando alejarla de todos y de todo, venciendo su independencia y reduciéndola sin otro argumento que la fuerza…”.
La difícil situación económica que presentaba la mujer, fue aprovechada por Lugo Trilleras para acercarse más a ella. “No solo cerró cualquier salida, sino que se mostró él como la única salida, ofreció su presunto hallazgo de tesoros para ser su salvador, para ser a quien ella le debiera todo…”, indicó la togada.
Angélica con el paso del tiempo se dio cuenta que todo era mentira y cuando intentó alejarse de Benjamín ya era tarde. “Cuando ella se cansó, cuando ella se dio cuenta de la falacia de estas manifestaciones, cuando se percató que estaba arruinada precisamente en pos de una ayuda que nunca llegó y decidió huir…”, expresó la funcionaria judicial.
El taxista Benjamín intentó recuperar la confianza de la mujer, pero al darse cuenta que era imposible, decidió segarle la vida. “Buscó Lugo Trilleras nuevamente la manera de atraerla para presuntamente hacer las paces, para presuntamente buscar su perdón, al saberse perdido, al saber que ya no había retorno posible la agrede otra vez de palabra, otra vez la amenaza y esta vez la amenaza se concretó con la lesión que causó su muerte”, sostuvo la jueza.
Angélica fue asesinada por negarse a regresar con Lugo Trilleras. “La persiguió, la buscó por días, apenas supo de su arribo, realizó todo lo pertinente para encontrarla, y ponérsele en frente, usó el arma más íntima que le permitiera estar más cerca para que supiera que era él y no otra persona, usó un cuchillo de cocina, esperó hasta verla vencida, atemorizada, la agredió, se tomó su tiempo…”, señaló la togada.
Agregó que el hombre “exhibió su hazaña por el sector…”, dejándose ver de los habitantes, quienes advirtieron la presencia de un hombre, “cuyas manos y botas de caucho estaban impregnadas de sangre…”.
Añadió la operadora judicial que “sin asomo de dolor, sin asomo de arrepentimiento, aunque después quisiese en un escrito hecho a mano, responsabilizar a su primo y un residente del sector como quienes generaron el deceso de la víctima…”
Precisó que las pruebas testimoniales y documentales presentadas en el juicio oral, dejaron al descubierto que Lugo Trilleras dejó abandonado el cuerpo de la mujer. “El infractor se fue del lugar, abandonó a la víctima e incluso no reveló su paradero sino mucho después cuando se presenta ante la justicia pasado el tiempo y luego se muestra también como víctima al parecer de una conspiración en su contra…”.
Sostuvo la jueza que es innegable que están todos los factores para determinar la violencia de género que “a ciencia y paciencia soportó la víctima, que es por su condición de mujer y en razón de la misma su fallecimiento por agresión directa del encartado, que no pudo tolerar que ésta no se dignara nuevamente a su merced, no toleró su rechazo nuevamente, no solo la hirió de muerte sino que la dejó en un sitio despoblado, que se desangrara como castigo por su rebeldía, expuesta en la vía como marca de su desprecio, de su rechazo…”.
Cortesía: Ole Mi Diario.