La huella humana es el rastro que deja el hombre en la Tierra al cumplir sus actividades. Su medición permite conocer la biocapacidad del planeta. El cálculo se hace, según los ecólogos, midiendo la huella ecológica.

Esta se mide con base en dos áreas: la necesaria para producir los recursos que requiere una población (cultivos, pastos, bosques) y el área adicional para disponer los residuos sólidos, aguas residuales entre otros. La medición muestra, además, la capacidad de carga de la Tierra, las formas de vida de las poblaciones, el impacto que causan sobre el territorio y los grados de sostenibilidad del medio ambiente.

Desde el puerto de Curillo en el departamento del Caquetá, seguidores de Aldeasur.com, reportan con mucha nostalgia las evidencias de la “huella humana” lo que hacen muchas personas a su paso, donde la diversión y el disfrute se apodera de muchos que visitan o habitan los entornos naturales y a su vez los contaminan.


La invitación es para que “veamos” los territorios como “nuestra” casa grande, la casa que es de todos y que nunca esta con llave: Por esa razón el compromiso es cuidarla juntos, con el fin de garantizar espacios para “nuestros” nietos.

La huella ecológica se calcula midiendo en hectáreas cinco variables: 1) urbanización; 2) producción de los alimentos y vegetales necesarios; 3) territorios para pastos y ganadería; 4) áreas marinas necesarias para producir pescado, mariscos y algas; 5) selvas y bosques capaces de contrarrestar con oxígeno el bióxido de carbono (CO2) que produce el consumo energético. Las hectáreas resultantes divididas por el número de habitantes del planeta muestran el área de la huella ecológica per cápita.

En términos globales, se estima que el área de la huella ecológica per cápita es de 1,7 hectáreas por habitante, mientras el área de la producción actual es de 2,8 hectáreas. La diferencia entre esas dos áreas quiere decir que estamos consumiendo más recursos y generando más residuos de los que el planeta aguanta. Habitamos un mundo superpoblado de 6.700 millones de habitantes. Alimentar esa población sin afectar el planeta necesitaría, normalmente, dos planetas como el actual. La huella ecológica calculada para los Estados Unidos es de 9,6 hectáreas por habitante. Ello significa que, si todos los habitantes de la tierra consumiéramos como lo hacen los estadounidenses, se necesitarían, por lo menos, cinco planetas como la Tierra.

En 1971, la huella ecológica alcanzaba el 70 por ciento de su capacidad de regeneración planetaria; quedaba un remanente de seguridad del 30%. En la década de 1980, el consumo alcanzó el total disponible. En 1999, el consumo excedió la disponibilidad planetaria. En la actualidad, la humanidad consume el 120% de la capacidad de producción del planeta. Es una situación comparable con la de aquellos que gastan más de lo que pueden pagar.

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