En la adolescencia las emociones se viven intensamente, los expertos indican que es la época donde hay mayor fragilidad emocional o cambios en los estados de ánimo, es el momento en el que el ser humano está más vulnerable porque está en proceso de reorganización de la personalidad, lo que dificulta la capacidad de contención emocional y se tiende más a la rebeldía y refugio en sí mismos.
Este ajuste en la personalidad del individuo hace que aumenten las ansiedades, depresión e inestabilidad, lo que resulta increíble es que los adolescentes calmen estas emociones causándose daño con cortes profundos, superficiales pequeños o grandes en la piel realizados con vidrios, tijeras o cuchillas.
Aunque parezca increíble, en los jóvenes de Pitalito en grados escolares desde sexto hasta décimo grado, se presentan casos de auto laceraciones, en los que los adolescentes se realizan heridas en brazos, piernas, pies y en algunos casos abdomen, según la evidencias y las versiones de profesionales de algunas instituciones educativas, lo más preocupante en este tipo de situaciones es que aunque se registran de forma aislada son repetitivos en los estudiantes con edades de 11 a 16 años; en lo que va corrido del 2016 se han registrado 6 casos, que los mismos jóvenes han decidido contar, pero las estadísticas del 2015 en la que revisaron los antebrazos de todos los niños son aún más elevadas.
Más que un trastorno se le define como un acto deliberado y repetitivo que persigue dañar el propio cuerpo con el fin de expresar a través de él, las emociones que no pueden contener ni elaborar. Como por ejemplo, angustia, rabia, culpa, impotencia, soledad y una sensación intensa de vacío.
Es como si con el dolor que les provoca una lesión física lograran que sus emociones se equilibraran y fluyeran de tal manera, que el dolor psicológico considerado por los jóvenes como intolerable, tuviera un alivio y una sensación de bienestar. Sin embargo, el efecto es pasajero y al poco rato se sienten agobiados por sentimientos de culpa y vergüenza que los lleva a esconder sus lesiones y no hablar sobre lo ocurrido.
Esta situación se presenta más en las niñas que en los niños y aunque los casos son esporádicos, teniendo en cuenta la tendencia en años anteriores, es preocupante que los padres de familia no se den cuenta que sus hijos se hacen daño o que aunque se den cuenta no les presten atención y traten de ocultar lo que está haciendo su hijo.
Esta es la realidad que muchos papás están viviendo en la intimidad de sus hogares, las causas de este comportamiento en su mayoría son de origen familiar, presión en rendimiento académico, separación de los padres, falta de diálogo con sus familias y en algunos casos el rechazo por actuar diferente.
www.aldeasur.com conoció de muy buena fuente que a pesar de los esfuerzos que hacen los docentes y psicólogos de las instituciones educativas para que los padres de familia reaccionen y presten la atención adecuada a sus hijos, a muchos parece no importarles y consideran esta acción como una moda de los “muchachos”.
Esta situación se presenta en todos los niveles sociales hay casos en los que los jóvenes ocupan los primeros lugares en sus colegios con excelente rendimiento académico, tienen todas las comodidades económicas y una vida aparentemente normal, pero se sienten solos y se refugian haciéndose daño en su cuerpo, lo mismo pasa con quienes su rendimiento académico no es el mejor y tienen dificultades económicas, se sienten presionados y por eso realizan esta práctica denominada cutting.
Se han encontrado casos en los que los padres no tienen idea que sus hijos se auto agreden, ¿cómo es posible que no lo noten? Es la pregunta que se hacen los especialistas, el actuar de estos jóvenes se refleja en su comportamiento y forma de vestir, normalmente todo el tiempo usan saco o camisas de manga larga. Cabe aquí el interrogante ¿usted sabe en qué anda su hijo?
Es evidente que esta práctica la hacen para llamar a atención, en la mayoría de los casos le muestran a sus amigos las heridas como queriendo expresar ideaciones suicidas, incluso se toman fotografías de lo que se hacen y hasta las publican en redes sociales, esto hace que muchos padres decidan no prestar atención e ignorar las emociones de sus hijos.
De acuerdo con la Psicóloga Andrea Stefany Beltrán Perdomo, Especialista en Neuropsicología Infantil de la Pontificia Universidad Javeriana, con Maestría en análisis conductual y experta en comportamiento psicológico de niños y adolescentes, en primer lugar los niños necesitan amor emocional (abrazos, caricias, diálogo) no material (regalos, celulares, tabletas, ropa de marca) ratifica en que es esencial la comunicación de los padres para que los jóvenes que ejecutan estas prácticas logren tener un punto de referencia el cual les ayude a estructurar su personalidad, ya que estas prácticas en su gran mayoría se realizan por la falta de identidad y la necesidad de encontrar un referente que los adopte como propios y al no encontrarlo la misma sociedad los estigmatiza llamándolos «diferentes» generando una carga social que se desencadena en una frustración y una autoflagelación donde simulan una auto eliminación de ese cuerpo y ese ser que no encuentra identificación y que es representado bajo el dolor, en cuanto a los adolescentes se debe generar una consciencia de respeto a la diversidad no sólo de género, ni racial sino de identidad.
Una vez que un adolescente empieza a causarse cortes, resulta muy difícil detener este comportamiento y puede llevar al adolescente a puntos de sutura o la hospitalización, además las infecciones pueden ocurrir cuando las herramientas están contaminadas.
Algunas de las herramientas de uso son: Maquinillas de afeitar, Tijeras, cuchillos, latas, vidrios, agujas. Este comportamiento de auto-lesión se convierte en una adicción, al igual que una droga o adicción al alcohol.
Este artículo se publica con la intención de alertar a padres de familia para que analicen el comportamiento de sus hijos y busquen espacios de acercamiento y diálogos, los jóvenes necesitan ser escuchados, así mismo para evitar que más adolescentes caigan en estas prácticas y busquen ayuda antes de pensar en hacerse daño.
Las imágenes corresponden a casos reales ocurridos en Pitalito
Redacción e Investigación: Dainny Hernández, Álvaro Pérez Pérez.