En una sola semana, dos jóvenes mujeres de 25 y 29 años, residentes en zona rural del Huila, murieron en situaciones extrañas, producto de un disparo en su rostro. Ambos casos, aunque aislados tienen similitudes, inadecuada manipulación de un arma de fuego hechiza y los testigos son sus esposos.
El primer caso, ocurrió el 5 de agosto en la vereda San José de Corinto en zona rural de Acevedo, donde Yolanda Susatama Pajoy de 29 años, al parecer, se encontró una escopeta de fabricación artesanal y al intentar manipularla, se disparó de manera accidental a un lado de su frente, causándose una herida, que en pocos minutos desencadenó su muerte, llegando sin signos vitales al hospital local, a donde fue llevada por su esposo, testigo de lo ocurrido.
8 días después, el 13 de agosto, un caso similar ocurrió en la vereda Santa Helena, del corregimiento de Bruselas en zona rural de Pitalito, donde Adriana Lucía Anacona Males de 25 años, al parecer quiso retirar del lugar una escopeta fabricada por su esposo para cazar y en un mal movimiento el arma se disparó, causándole una herida en su oído, falleciendo también antes de llegar al puesto de salud de Bruselas, a donde la llevó su esposo, testigo de lo ocurrido.
En este último caso, el esposo de la víctima, Wilmer Sapuy de 29 años fue capturado por el delito de tráfico, fabricación y porte ilegal de armas de fuego, al hallar en su vivienda 2 armas de fuego de fabricación artesanal calibre 22 y un arma a gas en madera y PVC; después de las audiencias fue beneficiado con prisión domiciliaria.
Para las familias de ambas mujeres, quedará la duda eterna de las circunstancias en las que murieron estas dos jóvenes campesinas y amas de casa, y aunque la única versión que tienen es que se trató de muertes accidentales, se niegan a convencerse de la forma tan extraña y absurda en la que perdieron la vida sus familiares.