La experta mundial de moda, Nina García, está orgullosa de ser colombiana. Pero admite que tuvo que dejar su país natal para llegar a tener la vida que tiene hoy.
“Si me hubiera quedado en Suramérica, creo que habría encontrado muchos problemas”, dice la editora en jefe de la revista Elle, quien desde hace muchos años hace parte del reality Project Runway. “Fui una rebelde antiestablecimiento”.
Nina García dejó su hogar en la costera ciudad de Barranquilla, Colombia, cuando tenía 15 años y se fue para donde su hermana en Estados Unidos.
“Mi educación aquí, haber estado expuesta a la competitividad desde el principio, realmente me desafió de la manera correcta”, dice García, quien estudió en la Escuela Dana Hall, un colegio femenino en Wellesley, Massachusetts.
Eso ayudó a García, de 53 años, a llegar donde está hoy en día.
“Soy la primera editora en jefe latinoamericana de una importante revista de moda. Se siente muy bien”.
Nina García fue nombrada como editora de la revista Elle en septiembre de 2017. Ahora, supervisa una de las principales revistas de moda en el mundo con 45 ediciones internacionales y personal que está en todo el mundo.
Sus inicios
Desde muy temprana edad, García se enamoró de las coloridas revistas que exhibían ropa elegante y que llegarían cada mes al único hotel importante de Barranquilla que vendía revistas internacionales.
“Tenía probablemente ochos años. A mi mamá le encantaba la ropa y también esas revistas”, dice. “Le rogaba a mi papá que me llevara allá para comprar dos o tres revistas”.
Luego cortaba las páginas para crear su propia versión de una revista. “En ese entonces no aspiraba a ser editora de una revista. Solo amaba la moda”, dice.
Su papá, un empresario, quería que sus dos hijas siguieran carreras pragmáticas, un deseo que iba en contra de las normas culturales en ese momento.
“En ese entonces, culturalmente, las oportunidades y expectativas para las mujeres no iban más allá de encontrar un marido adecuado y casarse”, dice García. “Mi papá tenía un gran problema con eso. Él quería sacarnos de esa mentalidad”.
Los padres de Nina García enviaron a estudiar a sus dos hijas a Estados Unidos.
Pero había otros factores que sopesaban en la familia García. Era la década de 1980 y los carteles de la cocaína estaban ganando poder en Colombia. “Se volvió casi el salvaje oeste. No había leyes. Era la ley de ‘plata o plata’, que significa tomar el dinero o recibir un disparo”, agrega.
García vio a sus amigos caer en la trampa del tráfico de drogas. “No hay una sola historia en la que pueda volver y decir ‘esta persona incursionó un poco en el tráfico de drogas y ahora está bien’. Todo terminó en tragedia”.
Los papás de García convencieron a sus hijas que tenían que salir del país.
“Si no, ¿quién sabe cuál hubiera sido el resultado para mí?”, dijo ella. “Puedo contar con una mano los amigos con los que fui al colegio y que eventualmente fueron a la universidad y siguieron sus carreras. Tal vez dos o tres”, cuenta.
García y su familia en la graduación de su hermana.
Una carrera en ascenso
En el internado en Massachusetts, García asimiló el estilo de vida estadounidense sin perder la cultura latina que tanto amaba.
Luego fue a la Universidad de Boston, y cursó cuatro años en la Escuela Superior de Artes y Técnicas de Moda, ESMOD, de París, donde estudió diseño de modas.
García regresó a Estados Unidos a sus tempranos 20 para estudiar mercadeo de modas en el Fashion Institute of Technology. “No tenía ninguna duda en mi mente. Nueva York era donde quería estar”, dice ella. “Allí era donde vivía la moda”.
“Como estudiante extranjera, no tenía permitido tener un trabajo remunerado”, dice ella. Entonces, aprovechó cada pasantía que pudo. Fue vendedora en Henri Bendel. Almacenó telas en Simplicity Patterns y trabajó en una sala de exposición.
García dice que disfruta descubrir y ser mentora de nuevo talento en el programa Project Runway.
Una pasantía con Perry Ellis y su entonces diseñador Marc Jacobs ayudaron a abrir las puertas para el primer trabajo de García en una publicación de moda cuando fue contratada como asistente en la ahora desaparecida revista Mirabella.
Eventualmente la revista le patrocinó una visa de trabajo y García obtuvo su primer pago en Estados Unidos.
“Cuando obtuve ese primer cheque de pago pensé ‘Es momento de mantenerme yo misma’. Mis papás se habían ocupado de mí durante mucho tiempo”, dice García.
En el año 2000 fue contratada por Elle y fue ascendida al cargo de directora de moda, donde estuvo durante ocho años. Al mismo tiempo, García fue contratada para ser jurado en el reallity Project Runway, donde ha estado durante 16 temporadas.
García dejó la revista Elle en 2008 y pasó a Marie Claire, donde fue directora de modas y directora creativa antes de regresar a Elle el año pasado.
“Ahora, estar de vuelta en Elle como editora en jefe es un completar un círculo”, dice García, quien agrega que su nuevo rol también viene con un profundo sentido de la responsabilidad.
“Quiero asegurarme de que esta revista apoye a otras mujeres y a otras culturas”, dice. “Elle ha sido sinónimo de inclusión. Para las mujeres inteligentes y curiosas, descubrir no solo moda, sino también política, cultura y tecnología. Es por eso que me siento orgullosa de estar de vuelta a Elle».
Durante mucho tiempo, García dijo que tuvo problemas para que se escuchara su voz. “Había muchas niñas como yo que querían las mismas oportunidades”, dice.
Entonces, ¿qué la ayudó a sobresalir?
“Finalmente me di cuenta que traje algo diferente a la mesa por mi contexto, por mi cultura latinoamericana. Eso era una fuente de fortaleza para mí”, dijo ella. “Así que les digo a las personas que se sientan orgullosas de sus raíces. Usen eso para hacerse auténticos a largo plazo”.
fuente https://cnnespanol.cnn.com