Cuando los pequeños hacen alguna travesura o desafían la autoridad de los adultos, a veces lo más inmediato es recurrir a los gritos como método de disciplina. A medida que los niños van creciendo, también crecen sus ganas de hacer travesuras y berrinches.

Diversos estudios han confirmado que gritarle a un niño trae graves problemas en su autoestima y carácter. Un pequeño que es sometido a gritos constantemente es más miedoso, posee problemas de auto-confianza y tiene una personalidad agresiva.

Entonces ¿estoy dañando la autoestima de mi hijo?

Es necesario establecer los límites de una manera en que no perjudique su salud emocional y su desarrollo personal.

A continuación te mostraremos las consecuencias que trae gritarle a un niño pequeño.

Consecuencias de los gritos en niños

Alejamiento emocional: Si le gritas mucho a tu hijo no te sorprendas cuando ya no te quiera hablar o contar sobre sus actividades. Esto ocurre porque tu niño te tiene miedo y cree que le gritarás por cualquier cosa, con seguridad ya no querrá ni pedirte ayuda en sus tareas o mostrarte sus notas.

Tendrá problemas para relacionarse

Los niños imitan lo que ven en casa, por ende, si es sometido a gritos constantemente pensará que es una conducta normal. Tu niño puede volverse agresivo con otros niños y con su entorno, ya que no controlará adecuadamente las emociones como la ira o tristeza.

Dejarán de hacerte caso

Si tus gritos son algo común en el día a día de tu hijo, a la larga irán perdiendo el “efecto”. Tu niño estará tan acostumbrado a que le grites que creerá que no importa si te obedece o te desobedece, porque de igual manera le vas a gritar.

Te tendrá miedo

Padres, no confundan el imponer respeto con el miedo. Puede que tu hijo te haga caso cuando le grites pero esto no significa que te respete. Esto es algo negativo en muchas formas, ya que buscarán en otros lugares la seguridad que necesitan. Si los hijos no confían en sus padres ¿en quién lo hará?

Baja autoestima

La autoestima se forma en la etapa de la niñez y si está es dañada puede traer grandes problemas en su adolescencia. Cuando tu hijo recibe gritos con frecuencia, eso lo hace sentir inútil y creerá que todo lo que haga nunca será suficiente, dando lugar a que pierda su auto-confianza.

Entonces ¿qué hago si mi niño me desobedece? ¿Cómo logro que mi hijo haga lo que yo le digo?

Seguramente, estas y muchas preguntas vienen a ti en estos momentos.

El siguiente vídeo muestra algunas alternativas que puedes emplear sin tener que gritar.

La mejor forma de educar a los hijos es la comunicación. Evita emplear  las típicas frases “hazlo por que yo lo digo” “soy tu mamá y tienes que hacerme caso”, “no hables cuando yo estoy hablando” “eres un malcriad@”.

Muchas palabras paren inofensivas, pero en realidad estas pueden causar incluso daños difíciles de reparar. La función como padres es guiarlos para que sean personas amadas y el día de mañana se conviertan en maravillosos esposos y excelentes esposas.

Con información de *SerMadre

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