Médicos del Hospital Clinic de Barcelona realizaron, por primera vez en el mundo, un trasplante completo de riñón por vía transvaginal. La técnica, mínimamente invasiva, consistió en extraer el órgano de una donante viva a través de la vagina e implantarlo en la paciente receptora, de la misma forma, reportó el periódico El País, de España.
Según el diario, la nueva técnica, que fue desarrollada por Antonio Alcaraz, jefe del servicio de urología del Clinic, es un aporte más en el campo de las cirugías laparoscópicas, las cuales han demostrado menos complicaciones quirúrgicas, posoperatorios más cortos y cicatrices menos cruentas, por lo que cada día son más usadas en el mundo.
En este caso, según le contó Alcaraz al Diario Médico, para evitar la incisión abdominal, su equipo optó por aprovechar los orificios naturales del cuerpo, tanto para la extracción del riñón como la implantación de este, utilizando para ello la inserción de pequeños tubos conectados a lentes de amplificación y a instrumental quirúrgico complementario, que ya cuenta con un gran desarrollo dentro del campo laparoscópico.
Además, en este caso se utilizó un robot de tipo Da Vinci que cuenta con cinco brazos mecánicos de altísima precisión, los cuales permitieron la realización del procedimiento con gran exactitud; no solamente en el campo de las uniones principales del órgano, sino especialmente en la revascularización del órgano implantado, cuenta El País en su versión digital.
“Si se podía sacar el riñón por la vagina también se podría meter por el mismo conducto”, dijo Alcaraz a la publicación especializada en medicina. Y, bajo este precepto, realizaron el trasplante de este órgano a una paciente que ya había sido trasplantada con anterioridad.
“Para evitar el corte de seis centímetros a nivel del ombligo o una incisión como las de las cesáreas, decidimos introducir el riñón por esta vía, abrir el fondo de la vagina y llevarlo hasta el abdomen, donde pudimos controlarlo y colocarlo adecuadamente con los brazos del robot”, aseguró Alcaraz. Además, “no hay, ni se me ocurre, una técnica menos invasiva”, dijo.
En el posoperatorio, la paciente solo muestra externamente cinco pequeñas incisiones de ocho milímetros, por donde entraron los brazos del robot. “Estamos desafiando ya las leyes de la física. El objetivo, además del estético, es reducir el posoperatorio y la evolución de las cicatrices que terminan, muchas veces, complicando estos procedimientos. Se espera que a finales del próximo año se hayan operado por esta vía otras ocho o diez mujeres más”, puntualizó el urólogo.
Sustraído de: EL TIEMPO