Alias ‘Chinchena’ como era conocido en las filas del frente de guerra oriental, compañía ‘Simacota’ del ELN, ocupaba el cargo de segunda cabecilla; el hecho de no poder estar a los cuidados de su pequeño hijo de 8 meses de nacido; motivo al joven de 25 años a presentarse voluntariamente a tropas de la Novena Brigada.
‘Chinchena’ cuenta que, a la edad de 22 años se inició en las filas, agobiado por los problemas económicos y con el resentimiento que le causaba el abandono de su madre cuando él y sus hermanos eran muy pequeños.
Su accionar delictivo se concentraba en Arauca, frontera Colombo – Venezolana.
Sin embargo, pese a los tres años y a los privilegios con los que contaba como cabecilla, un día entendió que vivía en un mundo de ilegalidad, con la posibilidad de morir en el monte o terminar tras las rejas; además de una herida que recibió en un pie durante combates con las Fuerzas Militares, el dolor más grande que lo hizo reflexionar fue la muerte de su niño, a causa de Epilepsia.
Por esa razón, huyó y buscó el apoyo del Gobierno Nacional, en los soldados del Batallón Especial Energético y Vial No. 12 de la Novena Brigada, con el fin de reincorporarse a la vida civil.
La Novena Brigada, apoya a quienes deciden abandonar las filas de la ilegalidad y contribuir con el progreso del país. “En cualquier parte de la geografía huilense, está tendida la mano del soldado para ayudar con el proceso de reincorporación”.