En occidente siempre que se habla de ética se piensa inmediatamente en sus grandes exponentes: Aristóteles, John Stuart Mill e Immanuel Kant. Estos filósofos desarrollaron las tres grandes corrientes de la ética occidental: la ética de la virtud, el utilitarismo y la ética deontológica o normativista, respectivamente. Si queremos dar un brochazo general, estas tres aproximaciones a la ética iluminan, como con una linterna, diferentes aspectos de la acción humana. Aristóteles ilumina el carácter y los hábitos de la persona que realiza la acción; Mill ilumina las consecuencias que tiene una acción, y Kant ilumina las razones y motivos por los cuales actuamos de cierta manera. Estas tres doctrinas éticas han moldeado la manera como concebimos lo bueno, la felicidad y la justicia en occidente. Sin embargo, han descuidado otra forma de pensar la ética: una ética que no se centre en acciones particulares, sino en la vida como un todo indivisible.
La anterior reflexión llegó a mí no por medio de los grandes textos de filosofía o religión, sino por la lectura de una novela: El caso Collini, escrita por el penalista alemán Ferdinand von Schirach. A esta nueva dimensión y forma de pensar la ética la llamo: la ética de la última palabra.
El abuelo de Ferdinand von Schirach, Baldur von Schirach, fue líder de la Hitlerjugend y luego el Gobernante del Reich en Viena. Se encargó, entre muchas tareas, de deportar a los judíos a los campos de concentración. Las últimas palabras del abuelo de Ferdinand fueron desoladoras: “¿Qué pasó conmigo? (Was war mit mir?)”[1]. Consciente o inconscientemente El caso Collini es la respuesta de Ferdinand a los crímenes de su abuelo. La historia narra la investigación del asesinato de Fabrizio Collini a Hans Meier, un asesinato que inicialmente parece no tener motivo alguno, pero que a lo largo de la novela vamos entendiendo que Collini fue víctima de las violaciones de los nazis, quien en su momento habían sido liderados por Hans Meier, sin duda, una alusión directa a su abuelo. El motivo del asesinato se va revelando paulatinamente en la novela a la vez que se van develando las injusticias del parlamento alemán y su vano intento de encubrir los crímenes de los nazis.
Lo verdaderamente importante de esta historia es que muestra que otra manera de pensar la ética es a partir de la pregunta ¿cómo queremos ser recordados? ¿Cuál queremos que sea nuestra última palabra en este mundo? ¿Cuál será esa palabra que encapsula nuestra existencia y la condensa en su elixir más puro? Pensar la ética a partir de estas preguntas abre un horizonte nuevo para pensar la acción humana en este mundo frenético. Las palabras del abuelo de Ferdinand von Schirach son muy dicientes de su locura: “¿Qué pasó conmigo?”.
La ética de la última palabra no se concentra en el carácter, las consecuencias de la acción o las reglas de conducta que deben adoptarse. Se puede pensar que la ética de la última palabra es quizás una reflexión ingenua y pueril, pero para algunos será una invitación a pensar que la ética no se trata de esta o de aquella acción, sino de toda una existencia, de una forma de ser que nos lleva a entendernos de otra manera y adquirir una responsabilidad total sobre nuestra existencia.
Siempre me ha interesado recolectar las últimas frases de los grandes pensadores y filósofos, quizás intentando vanamente de hallar alguna pista en ellas, alguna huella de lo que finalmente pensaron sobre su vida o, incluso, una señal de lo que piensan sobre la ética. Hasta ahora la última palabra que más me sorprende es la de Lev Tolstói. Según lo cuenta Romain Rolland en Vida de Tolstói, en los instantes previos a su muerte dijo: “Sólo una cosa les pido que recuerden: hay millones de seres humanos en la Tierra, además de Lev Tolstói; y ustedes sólo lo miran a él.”[2] La ética de la última palabra no es más que eso: cómo debemos vivir nuestra vida para que nuestra última palabra sea una de amor, como la de Tolstói, y no una de arrepentimiento, como la de Baldur von Schirach.
[1] Schirach, Ferdinad: Du bist, wer du bist. Warum ich keine Antworten auf die Fragen nach meinem Grossvater geben kann Von Ferdinand von Schirach (Tú eres, quién tú eres. ¿Por qué no puedo dar respuesta a las preguntas sobre mi abuelo?). Der Spiegel. 36/2011.
[2] Rolland, Romain. Vida de Tolstói. Barcelona: Acantilado. 2010. Pág. 188.
Por Nicolás Parra
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