Mucho se habla del excelente manejo de las finanzas en Colombia, de cuya gestión, incluso, algunos ministros de Hacienda han obtenido premios internacionales. Sin embargo, no hay nada más lejos de la realidad y las cifras lo demuestran, el país tiene una de las peores recaudaciones fiscales, no solo de América sino del mundo, tal y como lo evidenció un estudio del Banco Mundial en 2012; según esto, Colombia se ubicó en el puesto 98 entre 100 países.

De igual manera, existe la creencia incorrecta y promovida relacionada al pago de muchos impuestos, lo cual es cierto para las personas de menores ingresos, pues aquellos que reciben mayores ingresos contribuyen muy poco.

Además del erróneo manejo fiscal, el económico es similar. En este momento hay un alto déficit fiscal debido a la caída de los precios del petróleo y en general de las materias primas. El país abandonó la senda del desarrollo industrial y se sometió exclusivamente al azar de encontrar minerales, que además de tener buen precio, a mediano plazo ocasionan graves consecuencias ambientales. Algunos de los aspectos que demuestran el mal manejo fiscal se desarrollan en el presente análisis.

Pocos impuestos para los ingresos altos

En Colombia el sistema es regresivo, los que menos ingresos tienen son quienes en proporción pagan más impuestos. En una investigación adelantada de forma conjunta por los autores de este texto, se evidenció, en el caso de las personas naturales obligadas a llevar contabilidad (los más adinerados), que el impuesto de renta del año 2012 tan solo fue el 1,2 % de sus ingresos, entretanto para las personas naturales no obligadas a llevar contabilidad (asalariados y los de menores ingresos) representó un 2,95 % de sus ingresos en el mismo año, es decir, estos últimos pagan proporcionalmente un 146 % superior a quienes más ingresos reciben.

Otro aspecto relevante está relacionado con la tarifa del 33 % en renta para los más ricos en Colombia, la cual se reduce con los beneficios fiscales otorgados y es muy baja en comparación con países de Europa y América. De esta manera, la tarifa real en renta se vuelve insignificante, de hecho, en 2012 de acuerdo con información obtenida de la Dirección de Impuestos y Aduanas Nacionales (dian), para las personas de mayores ingresos fue del 13.3 %.

A manera de ejemplo, en países con un alto índice de desarrollo humano, excelentes servicios en educación, salud, infraestructura, cultura, etc., además de brindar muy pocos beneficios fiscales, tienen tarifas elevadas para los ingresos altos, a saber, en Suecia es del 56.6 %; en Dinamarca del 55 %; en España del 52 %; en Chile del 40 % y en Estados Unidos del 39.6 %.

Sistema fiscal complejo e ineficiente

Aunque en sí mismo el Estatuto Tributario es complejo, la reforma de 2012 lo hizo aún más. Con esta se crearon, además de dos sistemas presuntivos –iman (Impuesto Mínimo Alternativo) e Impuesto Mínimo Alternativo Simple (imas)–, el nuevo impuesto del cree (impuesto sobre la renta para la equidad), cuyas normas, ni objetivas ni claras, han motivado cientos de pronunciamientos de los tribunales y la oficina jurídica de la dian.

Según el Banco Mundial, para 2012 en el país existían cerca de 200 beneficios tributarios. En ese sentido, el reconocido experto en legislación fiscal, Stanley Surrey (1910-1984), asoció desventajas en el uso de estos instrumentos por considerarlos regresivos, difíciles de administrar y controlar, porque crean inequidad horizontal, distorsionan las decisiones de los mercados, estimulan la evasión y la elusión, y aumentan los costos del cumplimiento tributario.

A esto se añade que los beneficios fiscales en Colombia no se otorgan con base en estudios financieros juiciosos que determinen una relación costo–beneficio social, tampoco por tiempos definidos, es decir, se dan más por el lobby de los interesados en lucrarse de ellos. De igual manera, no hay un adecuado control para los paraísos fiscales, tal es el caso de Panamá donde no se ha firmado el acuerdo de intercambio de información por presión de los mismos inversionistas colombianos, quienes esconden sus fortunas en ese país.

Inadecuada gestión fiscal

La pésima gestión fiscal en el país no se puede atribuir a sus funcionarios, obedece más a la misma política del Gobierno, que no ejerce un verdadero control sobre los impuestos y temas como la elusión y la evasión, para favorecer a las élites.

Dentro de los aspectos que constatan esta afirmación se encuentra la falta de planeación a largo plazo; en Colombia entre 1998 y 2012 se han promulgado 17 leyes que han modificado el sistema fiscal, ocho de ellas han sido denominadas reformas fiscales, y ahora se anuncia una nueva.

También, se incluye el hecho de que el personal es insuficiente. En el país hay un funcionario por cada 10.424 habitantes, mientras que los miembros de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (ocde) tienen una media de 1.338 funcionarios por habitante. De igual manera, el personal de fiscalización –eje del control en la dian– solo es cercano al 25 %, y en los países con un adecuado control está por encima del 50 %. A esto se añade que el personal no está capacitado. Por ejemplo, en Francia existen tres niveles diferentes de capacitación que duran algo más de tres años, situación que en Colombia no se cumple.

Asimismo, las tecnologías de la información son obsoletas; el sistema falla permanentemente; no existe la facturación electrónica ni la penalización para los fraudes fiscales, como sucede en otras latitudes, situación que favorece a los evasores y elusores; y principalmente no se promueve una cultura fiscal desde la escuela.

Consecuencias sociales

El bajo recaudo, así como la alta evasión y concentración de los ingresos, están expuestos en el coeficiente de Gini (indicador para medir la desigualdad, en el valor de 0 expresa igualdad total y 1 representa máxima desigualdad). Todo esto ocasiona que el sistema de salud sea de baja calidad, la educación esté mal calificada, la justicia sea inoperante, reine la impunidad y, por el contrario, se busquen alternativas para liberar a muchos delincuentes de las cárceles, por cuanto no hay recursos para su atención.

Precisamente, según datos del Departamento Administrativo Nacional de Estadística (dane), en 2007 este indicador fue del 0,57, pero, tras corregirse con la información de las declaraciones de renta, se constató que alcanzó el 0,612.

Reforma estructural

Las recomendaciones de la comisión de expertos conocidas hasta ahora son insuficientes y algunas impertinentes, como el aumento del iva que afecta a los más pobres, lo que podría generar más inequidad.

El impuesto a los dividendos debe aplicarse a todos los accionistas, ya que para ellos es importante definir un monto mínimo sobre el cual debería restablecerse el impuesto a las remesas, el cual se cobra a las empresas extranjeras por girar utilidades al exterior y opera en la mayoría de los países. Además, deben instaurar tarifas de impuestos mayores del 50 % para rentas superiores a los 500 millones, tal y como funciona en los países desarrollados.

El impuesto a las personas naturales es el más importante en el mundo, en Colombia tan solo representa cerca del 3 % del pib, por tanto, la solución no es incluir a los más pobres para ampliar la base, está en cobrar lo justo a los más ricos y controlar la elusión y evasión.

Por: Jairo Orlando Villabona Robayo,

profesor asociado, Facultad de Ciencias Económicas – Carlos Quimbay, profesor asociado, Facultad de Ciencias – Universidad Nacional de Colombia

Fuente: www.unperiodico.unal.edu.co/

 

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