En recientes declaraciones dadas por el contralor de la república Edgardo Maya, advertía al país la gravedad del problema de corrupción que hay en Colombia y que pone en riesgo la estabilidad del mismo estado y la sociedad.

Al estado se lo están robando enterito desde las alcaldías, gobernaciones, gobierno central, institutos sin que se haga nada por remediar el grave problema. Muchos funcionarios roban a manos llenas y una endeble y corrupta justicia se encarga de imponer penas ridículas, que se pagan generalmente en la comodidad de la propia casa, dando por descontado que en poco tiempo podrán salir a disfrutar los dineros mal habidos.

Y en este peligroso sistema, según lo comentado el contralor, participan en forma activa los contratistas que son los que ponen la plata para las costosas campañas políticas, lo cual les garantiza que la contratación pública les será entregada iniciándose de esta manera toda la cadena de coimas y sobrecostos que multiplican el valor hasta de una humilde alcantarilla
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Así que con la muerte de las ideologías y por tanto de los partidos políticos que hoy sólo son enfermos terminales, el partido de los contratistas entró a manejar a su antojo las campañas políticas. Luego la corrupción no es sólo asunto de funcionarios públicos, sino también del sector privado que contrata. Miren no más lo que ocurre con los dineros de salud y educación (ejemplo la mina de oro que son los contratos de alimentación escolar.).

La razón por la cual apunta el contralor el problema se acentúa, tiene que ver con la forma como en el país aumentan los dineros para la inversión pública. En esa misma proporción aumentan los carteles de la contratación
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Pareciera que, con honrosas excepciones, en su mayoría las personas que llegan a cargos públicos de manejo, no llegan con el ánimo de servir y vivir de percibir un salario. Llegan con el ánimo de cuadrar caja para su futuro y responder por los altísimos costos que tiene una campaña política en Colombia, cuyos dineros por lo general los colocan los contratistas y se pagan con contratos.

En un gran propósito nacional debe convertirse la lucha para derrotar la corrupción que campea a todos los niveles señala el contralor. Desde el policía corrupto que impone multas con la intención de forzar al ciudadano a que lo soborne, hasta el mismo ciudadano que soborna, motivado por la informalidad con que manejamos normas y los costos que esto implica en materia impositiva; Esto quiere decir que el problema permea toda la sociedad.
Se viene un año electoral donde estará a la orden del día la continuidad de las oscuras prácticas políticas, con la que se maneja la necesidad de la gente, que vota por lo general buscando que el elegido le ayude de alguna manera con sus problemas cotidianos.

Ríos de plata correrán en las empresas políticas que por lo general son famiempresas, van a ganar los mismos de siempre, que son los que tienen la plata y la maquinaria perfectamente aceitada y se consideran los salvadores por el solo hecho de hacer pequeñas inversiones cuyos dineros salen de nuestros impuestos.

En fin, las cosas seguirán igual, continuaremos siendo uno de los países más desiguales del mundo y así hasta que aguante la vaquita de leche que es el estado.

El pliego tipo, un nuevo requisito de contratación-dice el contralor- que es una iniciativa muy importante de la Contraloría, de la Fiscalía, de la Procuraduría, de la Cámara Colombiana de Infraestructura, del sector público y privado, del Gobierno, de congresistas, es un gran acuerdo, se enfrenta ahora con que salen los señores gobernadores y alcaldes (a decir): ‘aquí no vienen con pliego tipo, somos autónomos e independientes’. Siguen con el sistema del pliego sastre de acuerdo con el proponente y amigo.

Nada alentador el panorama de nuestra sociedad.

Por Carmelo Otálora F.

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