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Frente al doloroso caso de una mujer que saltó de un puente junto a su pequeño hijo en Ibagué, Tolima; el P. Samuel Bonilla, conocido en redes sociales como “Padre Sam”, hizo una conmovedora reflexión sobre la ansiedad y la depresión.
Este hecho ha conmocionado no solo a Colombia, sino también a otros países.
En un vídeo publicado este 7 de febrero, el Padre Sam expresó su deseo de “dar una luz a aquellos que sufren” de depresión, ansiedad o deseos suicidas, así como “dar algunas herramientas a aquellos que quieren ayudarles pero que quizás no saben cómo”.
El sacerdote explicó que la ansiedad y la depresión son “enfermedades silenciosas pero gravísimas”, a las que podría llamársele “la enfermedad del siglo”.
Como primer punto de su reflexión, el Padre Sam: “qué fácil es juzgar, qué fácil es apuntar con el dedo, criticar, insultar, denigrar, creer que todo lo puedo y que todo lo sé”.
“No nos quedemos solo en la apariencia, vayamos a la esencia. No condenes a alguien solo por lo que ves, ve más allá, intenta ponerte en su lugar, intenta comprender su pasado, intenta escuchar las crisis por las que está pasando”, agregó.
“Quizás, si estuvieras cinco minutos en sus zapatos, pensarías totalmente distinto”, añadió, y recordó que “solo Dios ve el corazón de las personas, solo Dios ve todo el panorama”.
El Padre Sam subrayó luego que “la ansiedad y la depresión son enfermedades reales y muy graves, no podemos minimizarlas”. Indicó que “no se solucionan con una palmadita en la espalda o con un ‘ánimo, échale ganas, no te compliques o pon de tu parte’”.
“Las personas con esta enfermedad quieren ser positivas, quieren salir adelante, pero no siempre lo logran. Y lo que para otros quizás solo es un detallito, un pequeño problema, para ellos se convierte en una montaña difícil de escalar”.
“Dicho esto, entonces, ir al psicólogo o al psiquiatra debe ser igual de importante y normal que ir al médico. Así como cuando nos están fallando los ojos vamos al oftalmólogo, o cuando tenemos un problema en los dientes vamos al odontólogo, si tengo un problema en mi mente voy al psicólogo o al psiquiatra”.
El sacerdote aconsejó a quienes tienen cerca a personas con ansiedad o depresión que “más que decirle ‘ya supéralo, ya deja eso atrás, ya vamos, sigue’, más bien regálales tu compañía, muéstrales tu apoyo. Que esta persona sepa que no está sola y que cuenta contigo. Estas personas no necesariamente están buscando un cerebro brillante que les hable, necesitan un oído paciente que les escuche”.
El Padre Sam también respondió a la inquietud de si “una persona que se suicida, se condena”, y explicó que “sobre este tema la Iglesia es muy prudente y quiere ser misericordiosa así como Dios es misericordioso. De hecho, ni siquiera podemos afirmar que Judas está condenado. No sabemos, eso solo lo sabe Dios”.
“No podemos saber qué pasó en la mente de la persona que se suicida, qué pasó entre el puente y el suelo, qué pasó en los últimos momentos de agonía, esto solo lo sabe la persona y Dios”, señaló.
El sacerdote movido por el hecho registrado el 6 de febrero en Ibagué – Tolim: