Noriega había salido temporalmente de la prisión El Renacer para operar su dolencia, donde cumplía condenas por desapariciones y asesinatos.
Según declaró Eduardo Reyes, su médico personal, el tumor había «tenido un crecimiento no esperado», lo que aceleró la necesidad de una cirugía para evitar daños al sistema cerebral pese alto riesgo.
Su vida después tras dejar el poder
Sus familiares habían solicitado en varias ocasiones que se le concediera arresto domiciliario definitivo por haber sufrido varios derrames cerebrales, complicaciones pulmonares, cáncer de próstata y depresión, pero todas las peticiones fueron rechazadas.
Derrocado tras una cruenta invasión militar estadounidense en 1989, Noriega estuvo preso desde entonces por narcotráfico y blanqueo de capitales en Estados Unidos y Francia, país que lo extraditó en 2011 a Panamá.
En su país cumplía tres condenas por la desaparición y asesinato en 1985 del opositor Hugo Spadafora; del militar Moisés Giroldi, muerto tras rebelarse contra él en 1989; y por la llamada masacre de Albrook, en la que varios militares murieron después de sublevarse ese último año.
También tenía otros casos pendientes por desapariciones cuando era jefe de la extinta Guardia Nacional y mano derecha del líder nacionalista Omar Torrijos, quien alcanzó el poder tras un golpe militar en 1968.
Pese haber acumulado poder y secretos, tanto de copartidarios como de opositores, el militar ya no tenía influencia política y nunca reveló la información que acumuló.
Noriega pidió «perdón» en 2015 a «toda persona que se sienta ofendida, afectada, perjudicada o humillada por mis acciones», manifestó.
Fuente; www.t13.cl