En este país en el que todos los días parece el Día de los Inocentes —pero donde no hay culpables, ya sea por ‘persecución política’, por ‘borracho’ o porque ‘son los sapos que hay que tragarse con la paz’—, el Día de los Inocentes es casi una perogrullada.

No obstante, en aras del absurdo, de la hilaridad y de lo, en últimas, ordinario en Colombia, es decir, en Macondo, se puede enumerar lo ocurrido durante el 2016.

Los borrachos siempre dicen la verdad, ¿Sí o No?

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Juan Carlos Vélez, ex director de la campaña del ‘No’.

Pocos días después del sorprendente plebiscito del 2 de octubre, el ex director de la campaña del triunfante ‘No’, Juan Carlos Vélez, dijo al diario económico La República que, engañaron a los votantes para que salieran a votar rabiosos.

Hasta ahí va una inocentada muy culpable de este ex escudero uribista contra los colombianos.

Pero, tres meses después, el senador del Centro Democrático, Ernesto Macías, dijo que Vélez estaba borracho cuando dio esa entrevista, lo que fue desmentido por la periodista Juliana Ramírez, quien calificó como “patéticas” dichas declaraciones.

Otra inocentada. Y todo el escándalo vino a revivir este diciembre luego de que la consejera de Estado, Lucy Jeannette Bermúdez, al estudiar el asunto, sostuviera que hubo “falsedad generalizada” en la campaña del ‘No’, frente a lo que el líder del CD, Álvaro Uribe Vélez, contestó:

“la magistrada nos condena a los del ‘No’, su familia tiene contratos con entidades del Gobierno, y su esposo vinculado a promotores de La Habana”. Cuente usted, a discreción, las inocentadas que se le plazcan en medio de esta beodez generalizada en la política nacional.

Marica el último en la ‘ideología’ de género.

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Juan Fernando Cristo, ministro de Interior.

También durante las campañas de cara al plebiscito surgió una inauguración etimológica desde las gargantas — ‘de lata’ para seguir en lo anterior— de la creativa y fecunda clase política colombiana: la denominada ‘ideología’ de género, que de alguna manera trepó desde unas cartillas del Ministerio de Educación para evitar la discriminación en los colegios hasta el acuerdo para acabar la guerra que le declararon las Farc al Estado desde hace más de 50 años.

Y aunque el presidente Juan Manuel Santos, el ministro del Interior Juan Fernando Cristo y los negociadores de La Habana se cansaron de explicar que el tema obedecía a la reivindicación de derechos de las mujeres en tanto el conflicto, líderes del No como el exprocurador Alejandro Ordóñez y los pastores cristianos se dedicaron a promulgar que la ‘ideología’ de género sí existía y que se extendía como un cáncer semántico en las expresiones “identidad de género”, ‘LGBTI’ o “diversidad” en el acuerdo de paz con la guerrilla. ¿Inocentada o culpabilidad? —para seguir aportando también desde el periodismo a los nuevos y amplísimos pergaminos de la lengua española— Usted dirá. Marica el último.

Cervezas  enguayabadas

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 Urgencias del Hospital de Malambo.

En enero, como si Hipócrates hubiese seguido el dictado de Dionisios que reza que para la curación de las heridas del alma —y del cuerpo, incluyendo el ‘guayabo’ de Navidad y Año Nuevo — bastaban unas ‘frías’, en plena vía principal de las calles de Barranquilla, una ambulancia del Hospital de Malambo, Atlántico, fue descubierta transportando 10 cajas de cervezas, cuyo parte en ese momento era que sudaban frío y que tenían un aspecto particular: el semblante amarillo y espumoso, además de los ojos vidriosos. No obstante, las directivas del hospital aclararon que la ambulancia ya no se usaba para el transporte de pacientes, sino de impacientes contenedores de cebada fermentada.

$20 millones bipolares

En la terminal de transportes de Neiva, en abril, un boyacense con un trastorno de bipolaridad repartió cerca de 20 millones de pesos, obstaculizando las vías con su camioneta. Cuando la Policía intentó llevarse al hombre, por el trancón que estaba causando, la gente casi lincha a los uniformados. Ese abril, en medio de este clima cada vez más cambiante, sí fue de lluvias mil, o mejor dicho, de 20 mil y de 50 mil, que dicen eran las denominaciones de los billetes que cayeron en la capital huilense y que, como dictan la reglas de la naturaleza, también se evaporaron de inmediato.

Un cadáver embalsamado en la sala

También en abril, cuando el advenimiento de la primavera se asomaba colorido sobre Floridablanca, Santander, el cadáver de una mujer de 95 años fue embalsamado por su sobrina con vinagre y alcanfor, envuelto luego en bolsas de plástico y, finalmente, ‘sentado’ en una silla de la sala de la casa para que presenciase el umbral de verdor que se colaba por las ventanas del jardín. La sobrina, una mujer de 65 años, mantuvo así el cuerpo de su tía durante 44 días. Hasta que los vecinos vieron una silueta plástica ‘mirando’ perpleja, inmóvil, impávida, por la ventana de la casa, el transcurrir de los florecimientos.

El milagro que no hizo el Papa

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El pasado 16 de diciembre, el papa Francisco esperaba hacer el milagro de reconciliar al presidente Santos y al expresidente Uribe. Pero no lo consiguió. Tras 50 años de reunión con el máximo jerarca de la iglesia a la que pertenecen ambos, nada. Uno que la paz y el otro que la paz sí pero no así. El expresidente dijo a los medios que el presidente no quiere ceder. Aunque se le ha visto a Santos en numerosas oportunidades tratando de obtener acercamientos con Uribe, luego de seis años de desencuentros.

Los ‘plops’ del plebiscito

La sola derrota del Sí el 2 de octubre pasado parecía una inocentada: ya se había firmado la paz, estaba lista la ayuda de la comunidad internacional, las Farc iban a caminar hacia las zonas, estaba a punto el paquete legislativo de implementación. Pero ‘plop’ –como cuando se cae Condorito–: ganó el No por 60 mil votos. Se intentó entonces rehacerlo, que porque las lluvias no dejaron salir a votar a la gente en el Caribe, que porque el gerente del No basó en mentiras la campaña, que por que Sí y que porque No. Y para remate, según muchos derrotados, el No no tenía ni idea de qué hacer con el triunfo. Y tal pareció confirmarlo el propio líder de la oposición, al proponer, dos días después del refrendatorio, amnistía para los guerrilleros rasos que no hubieran cometido crímenes de lesa humanidad: la inocentada fue que esa propuesta ya estaba en los acuerdos que los colombianos habían acabado de rechazar bajo la batuta del uribismo.

El cocotazo del vicepresidente

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No bajan en las redes al vicepresidente Germán Vargas Lleras, ustedes dirán si con merecimiento o no, de “patán”, de “maltratador laboral” y hasta de “bruto” por pegarle un cocotazo a uno de sus escoltas –nada más y nada menos que quien da la vida por él– la semana pasada en Ciénaga de Oro, Córdoba. Y a pesar de las disculpas del virtual candidato a la Presidencia de la República en 2018, se conoció en días pasados otro video en Pasto en que el vicepresidente, en esta ocasión inaugurando las obras del aeropuerto de la capital nariñense, empuja aparentemente al mismo escolta, el intendente Ariel Ahumada, al parecer por falta de espacio. Ya era por todos conocido el temperamento de Vargas Lleras, pero no la violencia contra sus funcionarios. Lo que no se sabe es si los electores le devolverán el cocotazo al alto funcionario en los comicios o si, por el contrario, pondrán la otra mejilla.

Se encontró un recibo y lo pagó

Paula Martínez, el pasado 10 de marzo, en Bogotá, se disponía a pagar el recibo de la luz y por un descuido lo perdió, junto al dinero que iba a destinar para ese trámite. Pero luego de varias horas, su esposo encontró el recibo en el buzón, con la firma de una mujer llamada “Sandra”, quien no solo había encontrado el recibo y el dinero, sino que lo había pagado.

La comunidad del anillo

En febrero pasado, la reconocida periodista Vicky Dávila renunció a la emisora capitalina La FM luego de haber publicado un video como “prueba” de una supuesta red de prostitución masculina que operaría en el Congreso y de la que harían parte varios policías de alto rango, denominada la ‘Comunidad del Anillo’, pero que resultaría ser una aparente conversación entre un congresista y un oficial de la Policía hablando de sostener una relación sexual. No solo Dávila renunció sino también el director de la Policía, el general Rodolfo Palomino y el viceministro del Interior, Carlos Ferro, antes parlamentario y quien aparece en la grabación. Varios colegas de la periodista rechazaron dicha publicación al considerar que traspasaba las esferas de la intimidad de los aludidos: Ferro y el capitán Ányelo Palacio.

fUENTE; EL Heraldo.

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