“En el Día Mundial de la Libertad de Prensa, recordamos al mundo la importancia de proteger derechos humanos fundamentales como son la libertad de expresión y la libertad de prensa, consagrados en el Artículo 19 de la Declaración Universal de Derechos Humanos. Ambas libertades son básicas para construir democracias fuertes, promover la participación ciudadana y el estado de derecho y alentar la seguridad y el desarrollo de las personas.

El Día Mundial de la Libertad de Prensa hoy  3 de mayo está dedicado a estudiar el modo en que la protección y el fomento de derechos humanos fundamentales como la libertad de expresión y la libertad de prensa pueden ayudar a que se haga realidad otro derecho humano: el derecho a verse libre de la pobreza, a propósito de este tema en el Departamento del Huila en Colombia se registra un lamentable suceso que no puede quedar solo en un titular ,debe ser punto de análisis sobre el actuar de lo público y lo privado  frente al periodismo y las acciones  para defender con alta pasión la labor del periodismo en su función de  «comunicar un conocimiento pleno y armónico de todo lo noticiable que acontece en el mundo entero y en la totalidad de las ramas del saber». Por tanto, el periodista debe «interpretar todo lo que pasa, y aquello que considera importante, además, entre lo que es más esencial e interesante, también trata de situarlas y ambientarlas para que se comprendan». esta función se debe defender con alta delicadeza empezando por el salario digno de quienes hoy vivimos de esta profesión.”

Y en esa tarea resulta lamentable que hasta ahora ninguna empresa privada ni pública solo algunos gremios del periodismo huilense y colegas veteranos la mayoría y algunos en cargos públicos se ha pronunciado sobre este lamentable hecho en donde las familias de los periodistas sufren el atentado a su dignidad y honorabilidad cuando se incumple el compromiso del sagrado salario.

En ese entorno es pertinente traer el comentario del Periodista Huilense Rafael Trujillo:

«Han pasado ya varios días de la renuncia masiva de varios periodistas del Diario del Huila y el hecho –del que no conozco precedente en este departamento-, parece haberse quedado ahí, como si fuera una anécdota más.

Mi reacción a la renuncia fue de sorpresa, pero luego de profundo dolor.

Como periodista he estado vinculado a diferentes medios de comunicación, locales y nacionales. Puedo dar fe de que en todos se trabaja con mayor empeño, por lograr siempre la primicia y entregar la información que necesita la comunidad.

Que se vayan todos los periodistas a la vez da una idea de una profunda crisis que no solo toca al Diario del Huila: comienza con la publicidad, va de la mano de las garantías para informar y pasa también por la dignidad del oficio.

Todos los medios de comunicación dependen de la publicidad para su sostenimiento, y la publicidad es hoy uno de los eslabones más débiles en la vulnerable cadena de la actividad comercial. Si un empresario siente estrecheces económicas, lo primero que recorta es la publicidad.
Por ello, todos los medios atraviesan, en mayor o menor medida, por dificultades. Conozco muy de cerca las angustias de los asesores comerciales por alcanzar las cada vez más complicadas metas de ventas.

Pero el tema en el Diario, hoy el medio más antiguo en el departamento, pasa también por otro asunto, mucho más complicado y del que propietarios de emisoras, periódicos y canales de televisión no suelen hablar abiertamente pero que todos sabemos que es así. Para muchos de los dueños de los medios hay una percepción engañosa de que la información debe estar unida a la publicidad. Mejor dicho, si una empresa o institución paga unos avisos, hay que hablar bien de ella. Los anunciantes se vuelven invitados frecuentes de páginas, entrevistas y rondas informativas. Y si no pautan ocurre lo contrario. El que no pauta desaparece, y eso en el mejor de los casos. Otros que no pautan se convierten en blanco de duras críticas y perversos comentarios.

Ocurre tanto en grandes medios como en emisoras de pueblo. De hecho, no olvido la irónica frase de algún personaje que decía que su espacio periodístico era como una máquina de música: un entrevistado ‘sonaba’ si metía la moneda correspondiente.

Por eso, cuando llegan épocas de vacas flacas publicitarias como la actual y medio mundo busca ajustarse el cinturón, la escasa pauta puede convertirse en un peligroso método de constreñimiento periodístico, tan o más riesgoso que la amenaza de un delincuente o la endeble estabilidad laboral del periodista.

Y si se le suman otros asuntos, como la decisión editorial de “no tocar” este o aquel tema, o de informar sobre uno u otro asunto, el resultado es un caldo amargo como el que tristemente acaba de hervir en el Diario del Huila.

Leo que hoy es el “Día de la libertad de prensa”. Me temo que por estos lares no hay mucho por celebrar.»

En el año 2015 aumentaron las constantes violaciones del derecho internacional en materia de libertad de información llevadas a cabo por algunos países latinoamericanos, entre ellos Venezuela, Honduras, México, Colombia y Cuba. Diferentes países adheridos al Pacto de San José, han venido ignorado desde hace años las recomendaciones y advertencias de la Organización de Estados Americanos. Estas violaciones se unen al paulatino deterioro de la situación de la prensa en América Latina y son una muestra del poco crédito que se da a la profesión de periodista.

Fuentes; http://www.unesco.org/, Rafael Trujillo, Reporteros sin Frontera, www.aldeasur.com comunidad y noticias. 

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