La Corte Constitucional de Colombia ha decidido que la educación sexual solo debe impartirse durante la secundaria y en las universidades.

Este fallo rechaza la petición del colectivo Sin Embarazos en Adolescentes para cambiar el artículo 14 de la Ley 1146 de 2007. Al mismo tiempo, el alto tribunal da la razón al procurador Alejandro Ordóñez quien al conocer la demanda de estos ciudadanos solicitó a la instancia judicial que no cambiara la normativa. «Podría tener consecuencias indeseables, como el incentivo de la curiosidad hacia las conductas sexuales y aceleraría de manera inconveniente el inicio de la vida sexual de niños y adolescentes”, llegó a decir.

Desde que la petición se planteara hace una semana, asociaciones de padres y representantes políticos han cruzado sus opiniones reviviendo un debate público de especial importancia en un país donde una de cada cinco niñas se queda embarazada entre los 15 y 19 años; el 16% ya son madres y el 4% está esperando su primer hijo, según datos de Encuesta Nacional de Demografía y Salud (ENDS) de 2010, la última que se hizo en Colombia. El mayor porcentaje de madres adolescentes se sitúa en niveles de escolarización bajos: el 55% no tiene estudios, el 46% apenas tiene primaria. El 18% de los partos en jóvenes de esta edad se producen en América Latina y el Caribe, y aunque Colombia no está a la cabeza de este clasificación, las estadísticas son preocupantes.

Mónica Roa, vicepresidenta de estrategia de Women’s Link Worldwide, cree que este tipo de pedagogía es «fundamental» en el momento que vive Colombia. «Al problema de los embarazos se une el de la violencia machista», explica, «y la apuesta por la paz y la equidad hace necesario que desde este tipo de educación se promuevan valores de respeto a las diferencias y se valore la diversidad». Todo esto va a ser central para la construcción de una sociedad que pueda convivir en paz.

En esta misma línea lleva varios días expresándose la ministra de Educación Gina Parody. “Procurador, ¿prevenimos o lamentamos?”, le preguntó la titular a Ordóñez haciendo referencia a los embarazos de adolescentes. “Estamos en el siglo XXI”, remachó.

En el lado contrario, además de un procurador que cree que la ampliación de la asignatura «podría violar los derechos de los padres a decidir sobre la educación de los hijos, especialmente en temas de educación moral y sexual”, han aparecido asociaciones de padres. María Fernanda Alarcón, directora del movimiento Un Paso al Frente, ha defendido que los progenitores deben ser «los únicos formadores» en esta materia. “Hemos recogido más de 5.000 firmas, porque en muchos colegios, a niños de primero de primaria, se les muestran videos que son inadecuados para sus edades”, explicó la portavoz.

Al contrario que Ordóñez, Roa considera que «debe darse en todas las etapas de desarrollo humano». La abogada colombiana considera que «los niños y niñas deben aprender a conocer su cuerpo y entender que solo ellos pueden determinar quién y cómo los puede tocar para que sepan identificar posibles abusos y dar alertas tempranas». Determinados países de Europa tienen menos embarazos de adolescentes porque adoptan un enfoque diferente con respecto a la educación sexual y facilitan el acceso a la planificación familiar, según un informe de la Organización Mundial de la Salud. En los Países Bajos, que posee una de las tasas más bajas de embarazos en adolescentes (cuatro partos por cada 1.000 mujeres), esta formación comienza en la escuela primaria.

«Los adolescentes necesitan información sobre cómo tener relaciones interpersonales respetuosas y libres de violencia, y relaciones sexuales de forma libre y responsable incluyendo información sobre cómo evitar embarazos no deseados», apunta Roa. Desde el Ministerio de Educación se ha planteado que esta cátedra se dictaría de acuerdo con la edad de los niños. “Si ellos saben que su cuerpo es sagrado, y alguien intenta tocarlos, sabrán que deben denunciar”, dijo Parody.

El papel de los padres y el Estado

Carlos Ballesteros, presidente de la Confederación Nacional de Asociaciones de Padres de Familia, recuerda que sería conveniente «una adecuada formación docente y bajo el concepto integral de la sexualidad». Para Mónica Roa, «las mejores prácticas indican que este es un tema que debe manejarse de forma transversal y seguramente a los primeros que toque educar sea a los maestros».

«El Estado debe asegurar su garantía incluso cuando se trata de colegios privados, de la misma manera que lo hace con los servicios de salud», afirma Roa quien además se muestra convencida de que debería ser «una asignatura obligatoria».

En América Latina y en el Caribe, unos 35 millones de niñas y niños entre tres y 18 años no van a la escuela (casi el gran total de la población de Colombia) y 30 millones de adolescentes en edad escolar no están inscritos en la escuela, según datos de UNICEF. En el caso de Colombia, se encuentra entro los cuatro países de la región con peores resultados de rendimiento escolar según el informe PISA de 2012, el último cuyos resultados han sido publicados.

Fuente:El pais.

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