☆ La despenalización del aborto en Colombia y el derecho de las mujeres a decidir

𝑳𝒂 𝒅𝒆𝒄𝒊𝒔𝒊ó𝒏 𝒅𝒆 𝒍𝒂 𝑪𝒐𝒓𝒕𝒆 𝑪𝒐𝒏𝒔𝒕𝒊𝒕𝒖𝒄𝒊𝒐𝒏𝒂𝒍 𝒅𝒆 𝑪𝒐𝒍𝒐𝒎𝒃𝒊𝒂 𝒉𝒂 𝒅𝒆𝒋𝒂𝒅𝒐 𝒐𝒑𝒊𝒏𝒊𝒐𝒏𝒆𝒔 𝒆𝒏𝒄𝒐𝒏𝒕𝒓𝒂𝒅𝒂𝒔 𝒆𝒏 𝒔𝒆𝒄𝒕𝒐𝒓𝒆𝒔 𝒑𝒐𝒍í𝒕𝒊𝒄𝒐𝒔 𝒚 𝒓𝒆𝒍𝒊𝒈𝒊𝒐𝒔𝒐𝒔

Sobre el fallo histórico del 21 de febrero, en el que la Corte Constitucional despenaliza la interrupción voluntaria del embarazo hasta la semana 24 de gestación, en el que queda en firme las tres causales ya despenalizadas con anterioridad, debo decir que nos falta mucha empatía para comprender que no todas las personas tienen acceso a una medicina prepagada, ni siquiera a una EPS, mucho menos a información a tiempo o a métodos anticonceptivos (que además, en cualquier momento, pueden fallar), entre otras circunstancias que incluso pueden hacer más difícil, tanto el acceso a la planificación, como a la interrupción temprana del embarazo ¿Ahora, por qué se le deja toda la “responsabilidad” de la planificación a las mujeres? Que difícil es ponernos en los zapatos de ellas, sin embargo preferimos hacernos los de la vista gorda para que el Estado y las religiones/iglesias (porque ya no es solo la católica) “decidan”.

Opinar ligeramente es muy fácil cuando las realidades son otras, en un país pobre, lejos de ser “en vías de desarrollo” como lo es Colombia, en el que se demoran eternidades para aprobar medicamentos, cuanto más procedimientos de este tipo que terminan realizándose en clínicas clandestinas de las que no se tienen cifras claras de muertes o procedimientos cuestionables, por su misma condición de ilegalidad.


Frente a esta decisión entonces ahora sí que el Estado debe ponerse las pilas para que las peticiones sean respondidas con eficiencia, mucho más desde que quedó en firme la sentencia C-355 de 2006 en la que se aprobaba la interrupción voluntaria del
embarazo bajo las tres causales, ya conocidas; que se mejore la atención en los sitios más apartados de la centralidad, que las campañas de promoción de la salud sexual y reproductiva lleguen a los lugares en los que incluso todavía no hay servicio de agua potable, ni vías de acceso dignas (porque eso es Colombia).

Todo lo anterior obedece a cambiar el sistema como hoy lo conocemos, comprender que el sistema que hoy mismo condena a las mujeres, es el que siempre nos ha señalado por querer decidir sin tener que pedir permisos a las religiones ni al Estado. El sistema debe cambiar porque si lo analizamos, nos encontraremos con una realidad desgarradora y es que además de ser misógino, desprotege a la niñez que en su Legislación prometió proteger.

Por último, usted se preguntará: ¿Pero por qué 24 semanas?¿No es mucho? La respuesta es sencilla, solo hasta las semanas 20 a la 24 se pueden detectar malformaciones o anomalías que como lo leí en el muro de otra persona, serían “incompatibles con la vida”. Súmele entonces a la semana 20, sí su bebé no está en condiciones óptimas de gestación, dignas para la vida ¿Cuánto más tendría que esperar mientras le aprueban el procedimiento?

Y con esta publicación solo manifiesto un sentir, no busco convencer a nadie con mis posiciones, es una amable invitación a reflexionar, a analizar sin dogmas, una situación cargada de muchos matices.


Mi deseo de todo corazón es que todas las maternidades sean anheladas. Bien versa aquella frase: “Bienaventuradas las maternidades deseadas porque ellas criarán infancias felices”.

*Cabe mencionar que este Fallo parte del arduo trabajo realizado por el Movimiento Causa Justa que ya venía trabajando con diferentes organizaciones y activistas de Colombia, con el fin de lograr la despenalización del aborto en el país.

*Lily Ríos Trejos

𝑰𝒏𝒇𝒐𝒈𝒓𝒂𝒇í𝒂 𝒔𝒐𝒃𝒓𝒆 𝒆𝒍 𝒑𝒂𝒏𝒐𝒓𝒂𝒎𝒂 𝒅𝒆𝒍 𝒂𝒃𝒐𝒓𝒕𝒐 𝒆𝒏 𝑪𝒐𝒍𝒐𝒎𝒃𝒊𝒂 𝒑𝒖𝒃𝒍𝒊𝒄𝒂𝒅𝒐 𝒑𝒐𝒓 𝑬𝒍 𝑬𝒔𝒑𝒆𝒄𝒕𝒂𝒅𝒐𝒓, 𝒆𝒍 20 𝒅𝒆 𝒆𝒏𝒆𝒓𝒐 𝒅𝒆 2022



 

 

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *