Cámara satelital colombiana

Imagen del bus satelital en el que iría la cámara desarrollada.

Gracias a una alianza entre la Fuerza Aérea Colombiana, la Universidad Industrial de Santander (UIS), la Universidad del Valle, la Universidad Sergio Arboleda y la Escuela Militar de Aviación, instituciones que contarán con la financiación del Ministerio de Ciencias (Minciencias) para la fase inicial, en cinco años Colombia podría contar con un instrumento satelital de fabricación propia.

El proyecto se enmarca dentro de la iniciativa ‘Análisis de misión y estudio de factibilidad para una misión satelital tipo cubesat de tres unidades’, cuyo objetivo es diseñar una plataforma satelital que llevará como carga útil una cámara multiespectral, capaz de observar el territorio en el rango visible e infrarrojo cercano y, además, hacer análisis del espectro, es decir, de identificar la ‘huella digital de luz’ que refleja cada objeto.

Equipo a cargo del desarrollo del instrumento espacial

El equipo a cargo del desarrollo del instrumento espacial.

Así, se pretende aportar al monitoreo y vigilancia del territorio, al cuidado del medioambiente y a la prevención y atención de desastres naturales.

Este instrumento, que empezó a ser concebido hace dos años, sería diseñado y construido por las instituciones mencionadas, las cuales desde ya cuentan con 600 millones de pesos, producto de una convocatoria de investigación del Minciencias, para adelantar la primera, y parte de la segunda, de cinco fases.

De acuerdo con Julián Rodríguez Ferreira, coordinador académico del programa de ingeniería electrónica de la UIS, y coautor del proyecto, en la primera etapa se adelantará el diseño de misión satelital, es decir, se definirá su objetivo científico, que, en este caso, estará orientado al monitoreo de actividades como la agricultura y la vigilancia de problemáticas como la deforestación y los asentamientos humanos vulnerables por su cercanía con las cuencas hídricas, en las que podrían presentarse avalanchas y otras emergencias.

Asimismo, se avanzará en la definición de requerimientos técnicos, como el tipo de satélite que llevará la cámara, su órbita y los demás instrumentos de la misión.

Nosotros mismos diseñaremos la arquitectura óptica, es decir, el tipo y disposición de los lentes, espejos y demás componentes ópticos y electrónicos del prototipo

En paralelo, el equipo trabajará en los primeros pasos del desarrollo de la cámara, iniciando con su diseño y la construcción de un prototipo de laboratorio capaz de descomponer la luz en su espectro, lo que le permitiría no solo identificar la forma de los objetos, sino su composición. Esto sería útil para diferenciar los accidentes geográficos y diferenciar componentes del terreno, como la tierra, los árboles, las rocas, el agua y la tierra.

“Nosotros mismos diseñaremos la arquitectura óptica, es decir, el tipo y disposición de los lentes, espejos y demás componentes ópticos y electrónicos del prototipo. Lo único que no desarrollaríamos sería el detector de la cámara, pues esto implica el uso de una tecnología con la que aún no contamos”, asegura Rodríguez.

“La elaboración del prototipo es fundamental para validar nuestro diseño y comprender el funcionamiento de la cámara en condiciones controladas, pues esta debe ser capaz de funcionar en el espacio, algo que, a nivel de ingeniería, es complejo, por las condiciones de operación térmicas y de vacío. La siguiente fase será conseguir los recursos para construir y ensamblar el satélite que ya pueda ser lanzado al espacio”, afirma Rodríguez.

Soberanía espacial

La mayor Sonia Rincón, jefe del Centro de Investigación en Tecnologías Aeroespaciales (Citae), de la FAC, y coautora del proyecto, explica que la intención será emplear el bus satelital ‘MISC-3’ un modelo ingenieril con el que ya cuenta la FAC, para integrar el prototipo de carga útil de laboratorio.

“Para la FAC es importante participar en proyectos como este porque así podemos apalancar las capacidades nacionales para el monitoreo remoto del territorio y, de esta manera, hacer seguimiento a actividades como la agricultura. Esto, en un país como Colombia tiene un valor adicional, por la convivencia de los cultivos lícitos como el café, el arroz y el maíz, con los ilícitos, como la coca”, dice Rincón.

Y continúa: “Esperamos que, en el futuro, podamos particularizar la aplicación de este tipo de dispositivos, no solo a las necesidades múltiples del país en materia de defensa y seguridad, sino a nivel científico, y así obtener diferentes productos de investigación. En este trabajo será fundamental contar con la colaboración de diferentes instituciones con las que podamos impulsar nuestra soberanía espacial”.

El lustro de duración del proyecto contempla desde el diseño de la misión hasta la eventual puesta en órbita del satélite, cuyo lanzamiento sería contratado con alguna de las agencias espaciales públicas y privadas que, actualmente, prestan este tipo de servicios. Según Rodríguez, el costo total del programa sería de entre 2 y 3 millones de dólares.

De lograrse ese resultado, el satélite se convertiría en el tercero colombiano en ir al espacio. El primero fue el Libertad-1, desarrollado por la Universidad Sergio Arboleda y puesto en órbita en noviembre del 2007. Aquel lanzamiento tuvo lugar desde el famoso cosmódromo de Baikonur, en Kazajistán. El segundo fue el Facsat-1, lanzado el 28 de noviembre de 2018 desde el Satish Dhawan Space Centre, en la India, y el cual es operado y monitoreado desde la Escuela Militar de Aviación, de la FAC.

Fuente: El Tiempo

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