Un chicle natural, cuya producción es controlada por los campesinos del estado de Quintana Roo, se vende en Europa, Medio Oriente y Oceanía.

Chicza es el nombre de un chicle natural orgánico único producido en México.

Su tradición viene de «los chicleros», trabajadores expertos en la recolección en esta goma de mascar natural. Ellos sustentan la labor en sus comunidades y cuidan los bosques de sus pueblos, ubicados en el estado peninsular de Quintana Roo.

Los bosques de chicozapote de esta región son de los pocos en el país donde la explotación es gestionada por las manos de los propios campesinos, quienes trabajan de manera sustentable.

Tan solo en este estado hay 56 cooperativas de chicle que cuentan con más de 2.000 integrantes. El Consorcio Chiclero tiene, además de las cooperativas, la marca, la planta procesadora, la comercializadora y la exportadora del Chicza.

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De acuerdo con el sitio ‘Sin Embargo’, la extracción de la materia prima se realiza de manera manual. El ‘chiclero’ escoge el árbol de chicozapote, al cual sube con ayuda de cuerdas. Después de realizar un largo corte sobre su tronco, extrae su savia del látex y la deposita en bolsas de henequén selladas con cera de abeja.

Después de la operación, se deja «cicatriz» al árbol durante 5 años hasta que pueda ser cortado de nuevo.

Los campesinos comenzaron a trabajar con la goma de mascar de Chicza a partir del año 2009. Tienen su certificado orgánico y distribuyen el producto con sabores a yerbabuena, menta, limón, canela y mezcla de moras.

 

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