“Mocoa no puede estar peor, estamos sin agua, gas, luz, sin gasolina. Luché contra el lodo, salí por debajo de mi casa. Ustedes ya conocen toda mi angustia: llamaba a los organismos de control, a helicópteros porque estaba rodeada de agua con mi familia. Mi fe, la buena energía de la gente nos ayudó”, narró esta mujer a Caracol Radio.

“Empezó a llover a las 8: 30 de la noche. No supe la magnitud del invierno porque editaba audios, soy productora. Mi novio estaba en la universidad. Lo llamé, le pedí que dejara la moto y llegara en taxi. Venía lloviendo desde hace varias semanas. Cuando alguien tocó mi puerta me dijo: ‘hay que evacuar’. Mis vecinos estaban afuera. Decían que la quebrada se iba a salir. Cuando entré al cuarto a ponerme los zapatos, el agua entró y se llevó mi computador.

La gente pidió que los dejara entrar. Yo emitía señales, pedía auxilio. Empecé a filmar desde la cama y ahí llegó el agua, yo gritaba ‘auxilio’, pero nadie se devolvía por nadie. Subí por las paredes al techo (no sabe cómo lo hizo), pasé a la casa de enseguida, mi cuñada está atrapada ahí. Yo sé que está ahí porque la vi hundiéndose. Era el único lugar donde podíamos sobrevivir porque una terraza. Nos cogimos de las manos. Le pedía a la gente que no llamáramos la muerte. La casa se empezó a moverse y al piso… una niña bajo de mí respiraba. Yo pedía que me levantara para que sacaran la niña. No entiendo por qué no me pasó nada. Quedé como en un hueco. Me sacaron del pelo y solo veía un brazo de la niña…. Yo lloraba por mi gato, por ‘Lorenzo’, pedía que me lo auxiliaran… finalmente lo encontramos lleno de lodo, metros abajo de la quebrada».

Estas son catástrofes- responsabiliza Laura- por omisión. “Había estudios que advertían que Mocoa estaba en peligro. Los estudios, las advertencias, están. Los gobiernos omitieron esta emergencia. Todo estaba en estudios, en proyectos. No había alertas tempranas…si tienen señales de alarma, de riesgo los demás departamentos actúan porque lo viví en carne propia: tuve que romper el techo para tratar de evacuar, no sé cómo lo hice, la pared nos cayó encima, tenía un hueco para respirar. Una niña murió en mi pecho, mi cuñado quedó en medio de dos columnas, es algo duro, ver morir a niños que fueron arrebatados por la avalancha. Nos prendíamos de varillas”.

Laura dice que – de momento- no ha recibido ayudas humanitarias, pero porque está dedicada a buscar su familia perdida. “Los buscamos río abajo, ayer tuvimos que tumbar la reja del cementerio para que nos dejaran ingresar. Los cuerpos se descomponían. En el campo santo amanecieron personas esperando los cuerpos de sus familiares, sin comida, solo había un funcionario de Medicina Legal…”.

En la entrevista con Caracol Radio, llamó la atención del Gobierno y de las autoridades para reaccionar, para tomar medidas y evitar que nuevas tragedias ocurran (…)

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