Las licencias para incursionar pueden costar entre $500.000 y $30’000.000. En el país ya se han expedido 150 permisos.

La industria de la marihuana en Colombia es apenas un negocio incipiente que tiene todo el potencial para que inversionistas del sector y emprendedores consoliden los productos derivados de esta planta como una alternativa seria a la medicina tradicional.

Por ahora, son pocas las personas que se han animado a incursionar en este mercado, que tuvo luz verde gracias a la ley 1787 de 2016 y que reglamenta el cultivo de plantas de cannabis, la autorización de la posesión, semillas para siembra, el control de las áreas de cultivo, así como procesos de producción y fabricación destinados a fines estrictamente médicos y científicos.

Desde agosto del año pasado, cuando el Ministerio de Justicia expidió la resolución que establece el criterio que define los pequeños y medianos cultivadores, productores y comercializadores para el licenciamiento del negocio, esta cartera junto con el Ministerio de Salud han expedido 150 permisos para la explotación de la marihuana en el país.

Con corte al 9 de julio de 2018, de las licencias expedidas por el Minjusticia, ocho corresponden para el uso de semillas para siembra, 42 al cultivo de plantas de cannabis psicoactivo y 57 para el cannabis no psicoactivo. Por su parte, el Ministerio de Salud ha entregado, a junio de este año, 43 para la de fabricación de derivados de cannabis.

Precisamente, la licencia es uno de los elementos fundamentales que deben tener en cuenta los emprendedores de este mercado, pues de acuerdo a la actividad que se quiera ejercer se debe escoger entre una o varias.

Para realizar este proceso el interesado debe diligenciar un formato que está habilitado en la página web del Ministerio de Justicia, donde deberá ingresar datos básicos como nombre, descripción del inmueble, área que dedicará al cultivo, ubicación y número de matrícula inmobiliaria, entre otros. Vale la pena aclarar que la inscripción en este listado solo es para adquirir la categoría de pequeño o mediano cultivador, pero no es una autorización para iniciar actividades de cultivo.

Tras este paso, se puede iniciar el proceso para la obtención de la licencia, que no tiene ninguna restricción frente a la persona que la solicite.

Si es una licencia de uso de semilla para siembra, es preciso hacer una descripción de protocolos de seguridad y equipos y áreas. Mientras que si el objetivo es cultivar plantas de cannabis psicoactivo se debe presentar licencia de fabricación de derivados, un contrato con el destinatario de la cosecha (cuando este no sea el mismo cultivador), descripción de equipos y áreas con registro fotográfico, plan de cultivo y contar con un concepto favorable en la visita previa de control.

Finalmente, cuando se trata de cannabis no psicoactivo el solicitante debe presentar las fichas técnicas de las variedades a utilizar, acreditando la condición de no psicoactividad y contar con un concepto favorable en la visita previa de control.

En todos estos casos, si el permiso es para fines científicos, se requiere documentación que acredite el proyecto de investigación.

Pero esto no es todo, las personas que soliciten por primera vez las distintas licencias deberán realizar el pago de las siguientes tarifas: semillas para siembra 9’164.489 pesos, cultivo de plantas de cannabis psicoactivo 32’064.515 pesos, plantas de cannabis no psicoactivo 10’937.220 pesos y con fines científicos 568.995 pesos.

Gloria Crispín Amorocho, Subdirectora de Control y Fiscalización de Sustancias Químicas y Estupefacientes del Ministerio de Justicia y del Derecho, aseguró a Portafolio.co que con el cambio de gobierno no pasará nada, teniendo en cuenta que ya en el país hay unos derechos adquiridos.

“Esta situación de transición puede que nos genere unos picos en las solicitudes de licencias, entre noviembre y diciembre”, precisó, al tiempo que señaló que el trámite puede tardar hasta 60 días, siempre y cuando se cumplan con todos los requisitos. “No es un tema difícil pero es algo nuevo”, agregó.

Rodrigo Arcila, presidente de la Asociación Colombiana de Industrias del Cannabis, destacó que, aunque la industria está en desarrollo, los primeros productos hechos a base de la planta de marihuana estarán en el mercado a finales de este año y a inicios del 2019.

“Las empresas están avanzando en este propósito. Son diferentes las patologías que podrán beneficiarse de estos productos, como paliativo para el dolor, patologías como el alzhéimer, esclerosis múltiple, entre otras”, puntualizó.

El directivo también explicó que existen algunos obstáculos y ajustes en la legislación que son necesarios trabajar con el Gobierno. “Esperamos que la banca privada siga el ejemplo del Banco Agrario y nos apoyen en esta industria del siglo XXI”, recalcó.

Al respecto, Erika Zalez, CEO de La Finca Interacviva, ubicada en El Cerrito (Valle del cauca) y licenciada para el cultivo de plantas de cannabis no psicoactivo, dice que la industria está trabajando para crecer y que se empezarán a ver frutos en el mercado en cuestión de meses.

“Nosotros tenemos registro de Invima para producir tres productos cosméticos, un ungüento, crema humectante y un lilimento, que es un líquido para hacer masajes. Para ello, nos hemos valido de semillas de colección que vienen de Colorado (EE.UU.), Canadá y Europa”, comentó.

De acuerdo con Zalez, el negocio de la industria del cannabis es una “aventura costosa. Esto es mucho más de lo que la gente posiblemente puede pensar que hay”, puntualiza.

Tomado portafolio.com

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