Los últimos acontecimientos en Pitalito dan cuenta de varios escenarios que llaman la atención sobre la labor de los padres de familia en el municipio.

Menores a tardes horas de la noche en bares, infringiendo normas de comportamiento social y no acatando las normar legales, consumiendo licor y generando caos son situaciones que preocupan.

¿es resultado fruto de un historial de administraciones que generaron permisibilidad desmedida y que nadie quiso mostrar o enfrentar por temor a perder imagen o votos, o es solo de jóvenes que se salieron del orden en sus hogares y nadie ve su mundo incluidos sus padres.?

En el proceso lógico de verificar que pasa en la vida nocturna la autoridad local viene ejerciendo un control y el resultado es un escenario de desorden y caos nocturno en donde los primeros en preguntarse qué está pasando debemos ser los padres de familia.

Varios operativos para controlar la presencia de menores de edad en centros nocturnos de expendio de bebidas alcohólicas arroja cifras que dan miedo, en donde los menores son los mayores visitantes de estos lugares.

Según el reporte oficial desde la secretaria de gobierno local al final del mes de octubre fueron sellados 10 locales comerciales por presencia de menores, muchos de ellos en avanzado estado de embriaguez requiriendo además de intervención médica, ¿hasta dónde hemos llegado, el estado debe estar vigilando a nuestros hijos, o los padres asumir su responsabilidad.?

¿En dónde están los padres de familia para que ejerzan una mayor autoridad sobre sus hijos menores, y en donde está la responsabilidad de los comerciantes para con estos jóvenes, acaso no tienen hijos los propietarios de estos negocios nocturnos que permiten niños en sus bares? Todos en conjunto debemos cuidar a nuestros hijos y las autoridades seguir actuando en control y apoyar con resultados para que se cumplan las medidas, haciendo un ejercicio que no permita que este tipo de acciones se vuelvan costumbre en nuestra comunidad, como también sucedió en pleno parque principal en donde los muchachos quisieron salirse de la ropa y montar un tropel de emociones llevados por la permisibilidad de sus progenitores y controlados por una autoridad que espera un mejor comportamiento de quienes viven en la ciudad.

Ahora se vienen las ferias, las fiestas, la navidad y la alegría, en estos escenarios y en estos tiempos los jóvenes deben ser parte de un espacio para crecer más como personas, rodeados de sus cercanos guías, sus familiares.

Nace entonces el llamado puntual a los padres de familia para que ejerzan una mayor autoridad sobre sus hijos menores, lo mismo que a los comerciantes quienes deben asumir las medidas de control y evitar a toda costa el ingreso de los jóvenes a sus locales comerciales so pena de ser sancionados por la autoridad y sacudidos por la sociedad.

No le emplacemos los hijos a las autoridades, de ellos no es la responsabilidad.

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