Los pobladores de Pitalito tienen absolutamente clara la relación de amor y respeto que tienen con su territorio, Pitalito es tierra de gente buena y campesina que recibe con cariño al visitante y que su bondad logra ser vulnerada por el tropel de malandros que con su cultura del dinero fácil quieren imponerlo todo. Eso no lo vamos a permitir.
Pitalito es un pueblo con entonos de ciudad que fue creado para regalarle al mundo los paisajes más bellos de este país.
Pitalito se gesta en un hermoso valle que tiene su fuerza en el río grande de la Magdalena, y que entrega a quienes lo acarician unos suelos fértiles y bondadosos de los que brotan, magníficos arboles llenos de flores y sabores como el del café, frutas, plátano y pastos que le permiten además sustentar una comunidad con sus frutos llenos de amor generados en manos trabajadoras con gente aldeana que con humildad y tesón han concebido una región llena de calidad humana para recibir al visitante.

Pitalito, es un valle próspero y rico bañado por las aguas del Magdalena, los ríos Guachícos y Guarapas tierra productiva y atractiva, hechizada por la laguna de Guaitipán que genera magia y una exquisita fuerza espiritual en sus entornos, Pitalito en naturaleza, es el olor de la guayaba que brota natural y silvestre, Pitalito es gente buena y laboriosa y nada detendrá nuestra esencia.

Pitalito no ha sido, no es, y no será una tierra fértil para los “traquetos.”

La región enclavada en las estribaciones del Macizo colombiano llamada Pitalito, ha sufrido varios embates de parte de personas de dudosa procedencia en los últimos 20 años, tratando de imponer su poder mediante el dinero adquirido de forma irresoluta. Sin embargo, esta tierra pujante, de gente honesta, laboriosa y acogedora, se niega a adoptar esas formas malsanas. Por desgracia para detener el monstruo, vidas humanas han sido segadas por las balas asesinas de estos foráneos, pero se ha logrado desenmascarar.

La captura de personas, acaecidas en las últimas semanas, presuntamente involucradas en un macabro plan para apoderarse de tierras e incrustarse en las esferas del poder local, logró desmantelar esta empresa presuntamente criminal. El destino cruel y caprichoso, permitió que un hijo de esta tierra fértil, hombre valioso, ilustre y valeroso, derramara su sangre para descubrir a tiempo la macabra conspiración. El horrendo crimen del abogado Luis Gerardo Ochóa Sánchez, fue el detonante para atajar la bestia malévola. Estas personas encarceladas, están presuntamente involucradas en el execrable crimen, junto con el jefe supremo en Bogotá.
Nada de estos acontecimientos hubieran ocurrido, sin el concurso de esa reserva de gente valiente que aún queda en Pitalito, comenzando por la familia del litigante, y pasando por quienes creemos que nuestra tierra no debe ser mancillada por unos bellacos.

Nuestra condición de humanistas nos invita a creer y respetar el estado de derecho. Y en ese contexto, nos ajustamos al precepto constitucional de presumir la inocencia de los detenidos mientras los jueces demuestren lo contrario. A los fiscales y jueces pedimos rectitud y transparencia en este proceso donde se mueven muchos intereses siniestros. Pero el respeto a la ley nos invita a acatar y respetar cualquiera sea el veredicto.
Por fortuna, hasta la fecha, ningún funcionario público local ha sido vinculado al proceso. No obstante, el manto de duda cunde por todos lados. Es una etapa durísima para las autoridades locales. Pero los ciudadanos estamos llamados a no perder la confianza y la fe en esas autoridades, legítimamente constituidas. Por eso, hacemos un llamado a la calma y a recuperar esa esperanza en nuestra gente, y en las autoridades. No tenemos otra alternativa.
A los criminales que pretenden llegar a Pitalito a sembrar el terror para invertir sus fortunas mal habidas, les decimos con la frente en alto: Pitalito no ha sido, no es, y no será una tierra fértil para los “traquetos.”

Que los delincuentes no se apropien de nuestro paraíso.

Por su parte Ximena Ochoa Hermana del asesinado abogado indica que «La tragedia causada a mi familia debe servir, no solamente para que las autoridades judiciales se percaten y actúen. También para que todo el pueblo laboyano reflexione y hagamos el propósito firme de no permitir que estructuras delincuenciales se apropien de nuestro paraíso.
Hemos sido ingenuos al acoger a cualquiera que llega con unos pesos, supuestamente a «invertir», a «traer progreso»? La forma de ser, generosa y acogedora de los laboyanos, debe acompañarse, tras esta dolorosa experiencia, de alguna cautela, de mayor examen sobre quién llega y a qué viene. No significa cerrar las puertas, significa no dejar entrar a cualquiera. Los criminales jamás llegan con la cara descubierta ni avisan de sus planes.»

 

Por; Aldeasur.com, Santiago Villareal y Ximena Ochoa.

 

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