Es alarmante la cifra de suicidios e intentos de suicidios que se han presentado en el departamento del Huila en lo corrido del año 2017, todas las edades son vulnerables a buscar la autoeliminación como una salida a sus problemas.

Es fundamental que la sociedad desde el entorno familiar, se preocupe por escuchar y entender para poder identificar el problema por el que pueda estar pasando nuestro ser querido.

Estados depresivos, conflictivos, inconformidad permanente, sentirse excluido o diferente son factores que motivan a adultos y adolescentes a quitarse la vida cuando sienten que ya no hay más salida, convirtiéndose este en un grave problema de «salud pública».

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Según los estudios de la Organización Mundial de la Salud (OMS), al año mueren de esta forma más de un millón de personas, situándose entre las cinco primeras causas de mortalidad.

A pesar de que la OMS ha advertido del preocupante crecimiento de suicidios (un 60% en los últimos 45 años), existe un acuerdo tácito para no difundir los datos alarmantes y limitar las informaciones de conductas autodestructivas como forma de evitar un supuesto efecto contagio.

¿Es cierto que hablar del suicidio provoca más muertes?

«Los medios de comunicación tienen un claro efecto sobre los suicidas potenciales. Cuando una persona que se identifica con una situación escucha una noticia que la confirma, se pone en marcha un mecanismo de deseo mimético. Los medios crean un conjunto de representaciones de la vida, muestran las pocas oportunidades de éxito y eso, unido a un desequilibrio emocional previo, provoca problemas mayores», dice el experto en Psicología Social de la Universidad de Navarra, Fernando Múgica. Un trabajo de la Universidad de Oxford sobre 90 estudios en todo el mundo acerca del impacto de los medios en el aumento de suicidios revela que ese aumento sólo se dio en la mitad de los casos, pero en ninguno se produjo una reducción de la tasa normal de suicidios.

Por su parte el jefe de Psiquiatría de la Fundación Jiménez Díaz, José Luiz González de Rivera, autor de los libros Dependencias afectivas y Crisis emocionales, se muestra más escéptico sobre esa supuesta influencia negativa de la prensa: «En Estados Unidos se hicieron estudios en los años sesenta del siglo pasado, donde se intentaba demostrar que la publicación de noticias sobre suicidios en un determinado periódico provocaba un aumento de las muertes en la siguiente semana, en el radio de cobertura de ese medio».

Su teoría es que algunos fenómenos violentos, como las muertes autoinfligidas o los crímenes masivos en institutos, tienden a concentrarse en poco tiempo, sin causa aparente. En este caso, no se sospecha sólo de las informaciones aparecidas en la prensa, sino de las redes sociales virtuales donde últimamente los internautas publican mensajes manifestando que no desean volver a despertar, donde los suicidas publican de manera permanente sus pensamientos negativos y hasta hacen publicaciones en vivo de cómo auto agredirse o incluso en el instante en que se quitan la vida, sin que exista ninguna restricción para que niños y jóvenes tengas acceso a esta información.

 

Normalmente se solicita a los medios que dejen de sobreinformar con todo detalle sobre el tema porque podría servir como detonante para adolescentes que ya estuvieran planteándose terminar con su vida; pero se ha comprobado que resulta mucho más fácil encontrar información práctica en Internet para terminar con la vida no sólo en webs especializadas, chats y grupos de correo, sino en sitios aparentemente inofensivos como Wikipedia. Los científicos advierten que sería conveniente un sistema de control de Internet -como en Australia, donde es ilegal promover el suicidio, o Japón y Corea, donde directamente se cierran esas páginas-, pero sin olvidar la libertad de expresión y el derecho a la intimidad.

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Para los psiquiatras no hay nada peor que la especulación de los medios sobre las posibles causas del suicidio o sus relaciones. Ni siquiera los expertos pueden determinar la cantidad de factores psicológicos, sociales, económicos, biológicos e incluso ambientales que influyen en una muerte así. Aunque parezca evidente, insisten en el peligro de describirlos como «actos románticos» y ofrecer minuciosos detalles sobre el método empleado para morir, como la cantidad de gramos de un determinado medicamento o incluso el nombre del mismo.

Sin embargo, omitir estos sucesos en la prensa como si nunca hubieran existido tampoco es la solución, según otros expertos. «Esta información debe darse para que la sociedad sepa cómo afrontarlo, no podemos cerrar los ojos porque carecemos de soluciones o tenemos recursos insuficientes. Todo el que se suicida ha pensado antes en hacerlo, así que sería importante difundir métodos de prevención. Las familias, los amigos, los compañeros del colegio o el trabajo deberían identificar las primeras señales de que algo no va bien, para evitar el conflicto a tiempo», señala el profesor de Psiquiatría de la Universidad de Nueva York, Luis Rojas Marcos.

No todo el mundo que se siente triste en algún momento de su vida tiene ideas autodestructivas. Pero indicadores como cambios bruscos en el estado de ánimo, disminución del apetito, apatía o ataques de ansiedad deberían ser atendidos. «Eso de pensar que por preguntarle a un chico si tiene ideas suicidas se le está dando ideas es un error. Los psiquiatras lo hacemos como forma de evaluar el riesgo potencial. Les preguntamos a qué se refieren con que ‘la vida no merece la pena’, o que ‘están cansados de vivir’, y trabajamos para mostrarles que siempre hay solución», añade Rojas Marcos.

En los últimos años los jóvenes se han visto afectados por el famoso bullying que provoca inseguridad, baja autoestima, sentimiento de rechazo, soledad, depresión y los niños pueden llegar a somatizarlo, desembocando en ansiedad y trastornos psicológicos. Pero el acoso no es el único motivo de depresión, los abusos, maltrato familiar, embarazos no deseados, problemas de trastornos alimenticios, son otros factores que inciden», describe uno de los expertos

Aunque son muchos los casos en los que las víctimas del suicidio logran su cometido existen muchas formas de encontrar apoyo suficiente para salir de la crisis e incluso existen de servicios complementarios que se ofrecen,  en este caso desde las empresas sociales del estado y las secretarías de salud.

Es necesario que los familiares de personas con estados depresivos, eviten que tengan espacios de soledad, que se sientan importantes, útiles y amados, es necesario también tener en cuenta que cualquier elemento ubicado en la vivienda puede ser útil a la hora de quitarse la vida en un momento de desesperación.

Y si no se informa clara y abiertamente sobre estos hechos, ocultarlos puede ser otro factor para minimizar la atención y acompañamiento a quienes padecen estas situaciones, reconocer todos los entornos es prioridad para poder tratarlos y prevenirlos.  

Con información de El País, Teléfono de la Esperanza, Fundación ANAR, Plan de Prevención del Suicidio y Walter Oppenheime.

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