Como todos los martes y jueves se ponen cita a las cuatro de la tarde, el verde de la gramilla, los guantes, zapatos especiales, esferas llenas de aire y mucho talento forman el grupo de colores, muy puntuales llegan ellos de todas las pieles, de todos los rangos, de diferentes sectores y con diversas historias con las que se pudiera escribir un libro,  ellos los  invisibles infantes con olor a maní.

Son los niños que se instruyen como futuros dueños del balón, con los sueños de grandes  futbolistas que deben enfrentar a la sociedad que a veces los aparta.

Allí a las cuatro en punto esperan el pitazo, y se reúnen convocados por el Club deportivo de Fútbol del profe Maní en Pitalito al sur de Colombia, movidos por el club, entrenan cerca de ochenta nuevos soñadores que aspiran a salir adelante en medio de sus mundos más duros, 70 por ciento de ellos no paga un peso, una beca les favorece su estadía. El club deportivo Maní hace el esfuerzo, claro el profe hace la gestión contactando amistades y moviendo la solidaridad para que casas comerciales aporten a la obra de sacar niños de mundos de dolor, de historias que preferimos no contar.

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La mayoría de ellos niños y niñas han sido tocados por el fenómeno del desplazamiento, su labor cotidiana entre la escuela y el club se mezclan en el trabajo duro para respaldar a sus madres y poder sostener el hogar donde conviven; niños que desde muy corta edad han tenido que cargar con resultados traumáticos en su crecimiento, afectados por un sin número de problemas de familia… allí están, se reúnen, se motivan. Se les abre una puerta y su mundo cambia en la suma de descubrir sus  talentos con la oportunidad generada por el profe Maní logrando refugiarse en un balón y apaciguar en este mundo los dolores de lucha diaria.

Y cuál es el Maní. 

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Conversando con Aldea Sur el hombre de fisionomía atlética y pasión por lo que hace narra con algo de nostalgia que desde sus seis años, con la necesidad de ayudar a su madre con los gastos del hogar, salía con su hermano mayor a vender empanadas y maní, todos le compraban  ganándose el remoquete con el que con orgullo aún se identifica, su infancia y juventud transcurrieron en la tarea, de hacer plata para apoyar a la vieja;  vendió  periódico, chance, lotería, ropa, muebles en fin, en el rebusque como le toca a un alto porcentaje de la población Colombiana.

“Gracias a Dios eso me sirvió como proyecto de vida para apalancar mis ideales y poder estudiar a base de tanto esfuerzo…mi madre me enseñó siempre lo importante que era trabajar y luchar por alcanzar los sueños y hoy me siento agradecido porque la vida me ha tratado bien”.  Cuenta con orgullo el profe Maní, quien con su esfuerzo logró sacar su carrera adelante y hoy es educador físico, con maestría en cooperación internacional y ayuda humanitaria, y adelanta estudios en planificación universitaria, con la intención de fortalecer siempre su formación. Quien además de deportista es empresario y ha logrado ofrecerle al público Laboyano espectáculos con artistas y personajes de talla nacional e internacional.

mani enseñando

Con su mano en la cabeza como recordando, cuenta que desde niño se apasionó por el fútbol pero en ese entonces no existían las escuelas deportivas, “Aprendimos así al entorno popular, jugando en la barriada, descalzos, volándonos, armando balones con una media rellena de bolsas o papel” recuerda con nostalgia.

En medio de las dificultades siempre el talento deportivo fue su mejor aliado al punto de haber sido merecedor de subsidio escolar por parte del educador José Lizardo Vásquez quien le apoyó cuando más lo necesitaba, mientras hacía la secundaria hizo parte del equipo que fue campeón durante cinco años consecutivos en los inter colegiados;  el Maní comenzaba a mostrarse.

copas y medallas

Detrás de un balón hay un aliento de vida.

El profe Maní respira un aire de talento,  pero su sensibilidad viene ligada al corazón de un niño que vivió en carne propia la lucha cotidiana para salir adelante, su don de gente, generosidad y especial relación con la sociedad “Laboyana” (gentilicio del habitante de Pitalito Huila) le ha merecido el cariño de la gente, su sueño comenzó a crecer y se trasforma en realidad cuando en el 2012 monta su propia escuela de fútbol que más que un negocio es una posibilidad de vida para aquellos niños talento que aunque con el estómago vacío tienen el anhelo de sobrevivir y triunfar, encontrando detrás de un balón un suspiro para poder proyectar de alguna manera sus ideales.

convocando niños

“Algunos piensan que el club deportivo de fútbol del Profe Maní, es donde llegan los hijos de los ricos del pueblo y están muy equivocados…el año anterior culminaron 146 niños de los cuales 100 fueron becados es decir sin hacer ningún aporte económico al club, en Pitalito no hay canchas de fútbol con las medidas reglamentarias, por lo tanto se debe hacer uso de establecimientos privados, aprovecho para agradecer a las firmas comerciales que creen en nosotros y en el talento de los niños, y extiendo también la invitación a las empresas que quieran patrocinar esta labor” Dice el profe Maní, el mismo que representa al buen ciudadano que se encuentra en cualquier barrio de Colombia, haciendo esta misma labor.

NIÑOS ESCASOS RECURSOS

“Para ser un buen deportista se necesita, talento, suerte y plata y desafortunadamente lo último siempre nos ha faltado” afirma con desánimo realista, sin embargo en su esfuerzo incansable por apoyar a otros, ha logrado impulsar a varios jóvenes promesa del fútbol nacional, que pese a las adversidades siguen luchando por obtener su sueño.

Maní con su labor social,  ha logrado cambiar la vida a muchos niños sin lugar a dudas;  jóvenes que muy seguramente hubieran tomado caminos equivocados, están en otra ruta gracias a su esfuerzo.

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Hilde Alfonso Moreno como es su nombre de pila, dice que seguirá haciendo esta labor con el mismo amor que lo mueve el ver crecer a sus dos niñas junto a su esposa. “Estamos trabajando por ver un mundo mejor y debemos actuar, asumimos el reto y queremos seguir pero debemos concientizar a quienes tienen y pueden aportar con recursos para que apoyen esta causa de ver a un niño feliz en una cancha soñando ser un James Rodríguez, no tiene comparación”.  

“Arrancamos en el 2016 con una  convocatoria especial con diez cupos para niños y niñas entre 4 a 16 años de edad, de sectores vulnerables, de escasos recursos económicos y que demuestren su talento por el fútbol para poderles dar la oportunidad, son 10 becas que cubren costo total de matrícula, de mensualidad y de uniformes, para que tengan la opción de participar en el torneo nacional pony fútbol a realizarse en Medellín en enero del próximo año”.

FOTO ÚLTIMA

El profe maní, insiste que para aprender a vivir se debe aprender a sufrir, a cumplir los ideales con esfuerzo y tener ganas de encontrar siempre una mejor calidad de vida.

Los niños de Maní, miran el mundo con otros colores, se despiden de la práctica a las seis de la tarde con un altísimo grado de motivación y un ¡gracias profe! con emoción, se chochan los puños y vuelven a la realidad de sus casas con la esperanza de dormir con grandes sueños, los mismos sueños de Maní, verlos actuar en las grandes ligas, como están ahora varios de sus pupilos.

 

profe maní

Investigación y redacción: Dainny Hernández, Álvaro Pérez

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